Estas situaciones naturalizadas como una realidad común y generalizada para el colectivo, genera un escenario complejo que muchas veces imposibilita decisiones independientes y deseos singulares. Una realidad que nos lleva a preguntarnos si realmente construimos ciudades amigables y diversas, si somos ciudadanos respetuosos de un convivir plural, y cual es la respuesta del Estado en relación a esto.
El Estado Nacional al ratificar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y en específico el artículo 19, reconoce el derecho en igualdad de condiciones de todas las personas con discapacidad a vivir de forma independiente y a ser incluidas en la comunidad, con la libertad de elegir y controlar su vida.
¿Qué es entonces vivir en forma independiente? Significa que las personas con discapacidad deben contar con todos los medios necesarios para que puedan tomar opciones y ejercer el control sobre sus vidas, y adoptar todas las decisiones que las afecten.
En este sentido, la autonomía personal y la libre determinación son fundamentales para la vida independiente. La independencia como forma de autonomía personal implica que la persona con discapacidad no se vea privada de la posibilidad de elegir y controlar su modo de vida y sus actividades cotidianas.
Entonces para vivir de forma independiente, es importante ser incluido en la comunidad, que implica tener libertad de elección y capacidad de control sobre las decisiones que afectan a la propia vida y ser constructor de esa comunidad de la que forma parte.
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Descripción de la imagen: Un joven
limpiando la cocina de una casa |
De esta manera, la libre determinación y la inclusión en las comunidades, nos conecta con otros derechos como los económicos, culturales y civiles que se desprenden de vivir con otros y en comunidad. Por lo tanto el artículo 19 nos abre el camino a otros derechos y a pensar la interdependencia en la sociedad e indivisibilidad de todos los derechos humanos.
Dispuestas la normativa y las leyes, ahora ¿Cómo construimos y promovemos que las ciudades sean amigables, accesibles y plurales?
Para ser incluido en las comunidades, debemos pensar en una inclusión y participación plenas y efectivas en la sociedad, que las personas puedan llevar una vida social y tener acceso a todos los servicios que se ofrecen al público. Esto significa que los distintos apoyos que se brinden, debe ser proporcionados y personalizados para que las personas con discapacidad puedan participar plenamente en igual que el resto en las comunidades.
¿Qué es entonces vivir en forma independiente? Significa que las personas con discapacidad deben contar con todos los medios necesarios para que puedan tomar opciones y ejercer el control sobre sus vidas, y adoptar todas las decisiones que las afecten.
Esta capacidad de elección y de autonomía personales, deben traducirse en modos libres y diversos, que no limiten o impongan una forma y sistemas de vida determinados, delineados y homogéneos.
Poder llevar una vida independiente es contar con distintos recursos que acompañen trayectorias de vida centrados en la persona, y que los servicios y las prestaciones sean instrumentos válidos para proporcionar apoyos necesarios, adecuados y razonables, para que las personas puedan hacer posible su proyecto de vida en su comunidad cercana.
Por lo tanto las ciudades y las personas, deben transformar la formas de planificar y pensar los servicios de manera segregada y alejada del entorno, para diseñar redes donde las personas puedan recibir apoyos comunitarios más cercanos a su comunidad, según sus necesidades y elecciones.
En este sentido, hablar de vida elegida es tomar aquellas decisiones sobre qué es lo quiere hacer con su vida y cómo se relaciona con otros, lo que es posible o no, con los apoyos necesarios y personalizados en un marco de dignidad y derechos
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Descripción de la imagen: Una joven
cocinando su comida en una sarten |
Por lo tanto es fundamental diseñar servicios y apoyos en comunidad, para que las personas compartan su vida con el resto de la comunidad, elijan como quieren vivir su vida y que los apoyos sean auto dirigidos, decidiendo quien y en donde quiere recibirlos, en el lugar que ellos requieran, en la calle, en las casas, en donde los necesiten como parte activas en las comunidades.
La asistencia personal consiste por lo tanto, en este apoyo humano que es dirigido por la persona y que se pone a disposición como un instrumento más para permitir la vida independiente. En grandes líneas y de acuerdo a los contextos singulares, las personas con discapacidad pueden personalizar su servicio, es decir, planearlo y decidir por quién, cómo, cuándo, dónde y de qué manera se presta.
Esta capacidad de elección y de autonomía personales, deben traducirse en modos libres y diversos, que no limiten o impongan una forma y sistemas de vida determinados, delineados y homogéneos.
Si diseñamos nuevas formas y construimos sociedades diversas, estamos instalando en la comunidad procesos de inclusión respetuosos y adecuados, donde llevar una vida independiente sea un derecho, un deseo y una realidad. Un proyecto que se concreta con recursos y apoyos personales y con comunidades participes y promotoras de derechos y diversidad, que incorporen ritmos diferentes y trayectorias vitales distintas, sin discriminaciones de ningún tipo.
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Descripción de la imagen: Una joven sentada
en un sillón utilizando su notebook |
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