Las películas nos permiten experimentar historias construidas a partir de una amplia diversidad de lenguajes, géneros y estilos narrativos, producen relatos que de diversas formas interactúan en la cultura, con la realidad. El cine expresa emociones, representa ideas, ilustra paisajes y climas sonoros. A veces, las ficciones del cine son oportunidades para repensar la realidad. Es lo que sucede por ejemplo con “Elling mi amigo y yo” (2002) película noruega que después de 17 años desde su paso por los cines hoy puede encontrarse en internet y, vigente en su exploración en el día a día de lo que podríamos llamar una experiencia inclusiva de vida en una sociedad como la noruega. En esta nota compartimos algunos comentarios de la película.
Por Josefina Blanco Pool
Por Josefina Blanco Pool
Póster difusión de la película con la imagen de los protagonistas |
Con una narrativa con ritmo, diálogos interesantes y excelentes personajes, la trama de la película nos permite acercarnos un poco a escenas de la cotidianeidad de dos personas con discapacidad psicosocial que transitan un programa del Estado noruego de “reinserción” en la “normalidad” de una sociedad.
A partir de este “diagnóstico de normalidad” los personajes se encuentran preparados a ingresar en una sociedad que se muestra en general inclusiva. Con personas y lugares amables, que apelan más a la comprensión y la bondad y no a la maldad y la estigmatización. El uso del director en recurrir a la sensibilidad puede interpretarse con la intención de utilizar el recurso de la desdramatización, sin sucumbir a la superficialidad y que habilita la idea del trabajo y las decisiones individuales a partir de una red de apoyos, confianza y cercanía que tejen los personajes.
La independencia, la autonomía y la decisión en situaciones básicas puestas en juego: al comprar comida, salir a la calle o atender el teléfono; nos invitan a ser pensadas desde otras perspectivas, rompiendo con ciertos prejuicios y modos de relaciones y funcionamiento normalizados.
Trastocando la normalidad de la regla y de las formas, se tejen otros tiempos de espera y necesidades propias que van moviendo las agujas a la motivación y decisión de los propios personajes, resolviendo algunos miedos y conflictos para adentrarse en espacios nuevos y en diferentes libertades.
Los excelentes personajes, la música que acompaña y el calor de la comedia y esta suave (edulcorada) mirada que el film propone sobre el tema, nos devuelve una cercanía sobre cómo se materializan deseos y necesidades postergadas, ritmos y decisiones cotidianas
En tono de comedia, la película encara de manera amable la superación de determinadas situaciones que muchas personas transitan y que suelen quedar, en sociedades como las nuestras, relegadas al margen, vulneradas e impedidas de desear.
Y es aquí lo interesante del juego propuesto de un texto: el abrirnos a la “marginalidad” y sus formas y la oportunidad de deconstrucción de ciertos ritmos normalizados.
La película está disponible en youtube y podes verla ingresando aquí: Elling mi amigo y yo
Tenemos mucho por hacer. Apoyanos para seguir construyendo una sociedad más inclusiva. Aquí te contamos cómo.
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