El sábado estuvimos compartiendo junto Lic. Cecilia López Ocariz el cuarto encuentro del curso de Acompañamiento Terapéutico y Discapacidad, transitando en esta nueva modalidad virtual un espacio de intercambios, debates y experiencias que enriquecen las prácticas profesionales y sociales de todos quienes participan en cada encuentro.
En esta oportunidad tuvimos el gusto de contar con la presencia de Cecilia López Ocariz quien desde su amplia experiencia, sus claros conceptos y ejemplos y la posibilidad siempre abierta al intercambio, nos propuso repensar las estrategias y lógicas de equipo en las complejidades de la clínica del AT en el campo de la discapacidad.
Instantánea de los participantes del encuentro |
Estos dispositivos complejos nos permiten tener un diagnóstico de situación, una estrategia clínica y lógicas de equipo consensuadas y enfocadas a la persona
Como comentaba Cecilia López Ocariz es muy importante pensar la lógica y posicionamiento del AT en el campo de la discapacidad y la revisión de estas en su historicidad en la medida de reconocer los orígenes y la ubicación del acompañamiento situada como lógicas sustitutivas y proposición de modos de trabajo sustitutas al modelo de manicomialización, aportando la deconstrucción a la lógica del encierro.
El modo de enunciación del manicomio, enuncia ciertos discursos y representaciones y su presencia histórica en las instituciones es intentar resguardar a lo social de todo aquello que se devela irracional, peligroso, los anormales. Como enfatizaba Cecilia “esos modos de nombrar degradado de los ideales a la razón, la salud, del humano ligado al orden y el progreso”, lógica que se sustenta también en las prácticas puertas afuera de las instituciones.
En este sentido, Cecilia plantea que también existe una lógica ligada al modelo médico hegemónico, el cual reproduce y sostiene, muchas veces, la objetivalización de los sujetos, el disciplinamiento de la conductas en pos a una normalidad, con múltiples discursos de readaptación y moralizantes, que buscan encauzar la desviación a partir de la rehabilitación de asunciones ligadas a esos ideales.
Es por ello, que menciona que el Acompañamiento terapéutico es sustitutivo tanto a la lógica maniconial como a la lógica del modelo médico, como prácticas que reproducen esas lógicas objetivalizantes.
Las prácticas del acompañamiento incorporan otras lógicas que se ponen en juego, de una manera multidisciplinar, se trabaja con lógicas no excluyentes que coexisten con otras miradas disciplinarias diversas.
Las prácticas del acompañamiento incorporan otras lógicas que se ponen en juego, de una manera multidisciplinar, se trabaja con lógicas no excluyentes que coexisten con otras miradas disciplinarias diversas.
Cecilia López Ocariz capacitadora del encuentro |
En este sentido, podemos ubicar la posición del AT en oposición a la lógicas maniconial y en distanciamiento del modelo medico hegemónico, con el imperativo de leer emergentes del sujeto y condiciones para la posibilidad de intervención de un psicofármaco en determinadas situaciones. Aquí menciona que es importante pensar como está presente de manera transversal la medicalización en la vida cotidiana de las personas, y como el propio sistema capitalista y la productividad imperante, propicia una medicalización sin una vacilación subjetiva más que responder a la productividad, el trabajo o exigencias. Se presenta una solución psicofarmacología o un andamiaje en estas prácticas médicas ligadas a nuestros cuerpos, experiencias y subjetividades.
Esta mirada médica en nuestra vida cotidiana, produce que se invisibilice necesidades vitales a la luz de necesidades de productividad que el modelo médico apuntala.
Con preguntas abiertas y en la búsqueda de nuevos saberes que puedan colaborar con la complejidad del posicionamiento del AT, Cecilia nos fue guiando con estrategias y conceptos que aportaban re-preguntarnos sobre nuestras prácticas y también sobre los recorridos realizados en el ámbito de la discapacidad, en los casos particulares y en los equipos de trabajo.
En esta línea y trabajando la clínica de un caso concreto, debemos comprender que el acceso a determinados espacios culturales desde una dimensión terapéutica, no está exenta de ciertos requerimientos donde los usuarios transitan entre lo singular y lo colectivo. El acceder a esto, que si bien es tan valioso no debemos sucumbir a idealizar este acceso sin tener en cuenta estas cuestiones, problematizarlas para incluirlos en estrategias clínicas, pero no ponerlo como el único recursos valioso y de esta manera caer en la lógica del modelo hegemónico.
El AT debe propiciar como ligar eso singular en lo colectivo en modos diversos, con una oscilación necesaria que los sujetos necesitan para poder habitar esto colectivo sin verse tomados por una lógica que no puede sostener. Por lo tanto, implica hacer posible el transitar en espacios entre la tensión de lo singular y lo colectivo que siempre está presente.
Para clarificar estas ideas, Cecilia nos aportó trabajar con un interesante caso clínico para poder ir juntos indagando, preguntándonos y bosquejando como fueron los primeros acercamientos y posicionamientos, la historicidad y eficacia de las intervenciones y como se fue tejiendo la multiplicidad de sentidos que circulaban.
El AT se presenta, por lo tanto, como un lector de distintos códigos cifrados en medio de la complejidad con la posibilidad de ser un traductor de las escrituras saturadas o interceptadas del sujeto.
En el cierre agradecimos a Cecilia su claridad y el intercambio |
Con respecto al trabajo interdisciplinario y las dificultades que se les presenta al AT en sus intervenciones en las instituciones y al interior del equipo, cuando no se lo acompaña y se le otorga una figura secundaria frente a otros, Cecilia plantea que es central su ubicación y la clave de lectura que propone.
En este sentido, invita a la necesaria autorización de la propia práctica, “estar a la altura con la formación y no esperar la validez de lo que uno dice por los otros…el poder se toma, no se recibe, tomar esta posición”
Esta toma de lugar implica enunciar con fundamento y con respeto a los demás, para construir una lógica de equipo de autorización de la propia voz, ser parte y no ser testigo de cosas que no se está de acuerdo.
Esto genera condiciones más sinérgicas de trabajo, una estrategia clínica que se pueda consensuar y problematizar el ideal de equipo de homogeneidad cerrada y, si no están las condiciones ideales, saber cuál es el margen que se tiene y las condiciones de posibilidad del hacer del acompañante.
Un encuentro colmado de conceptos, reflexiones, preguntas y sentidos abiertos, una vorágine de saberes y aprendizajes puestos en movimientos y circulación, para desmitificar prácticas y nociones, para propiciar intervenciones adecuadas y como siempre irnos con más preguntas que certezas.
Tenemos mucho por hacer. Apoyanos para seguir construyendo una sociedad más inclusiva. Aquí te contamos cómo.
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