Cada 3 de diciembre, en todo el mundo se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, establecido por la Asamblea de Naciones Unidas en 1992, como una oportunidad para promover la toma de conciencia sobre la realidad que el colectivo atraviesa, generar más y mejores oportunidades, desarrollar políticas de accesibilidad e inclusión, eliminar los prejuicios y mitos que históricamente las sociedades han construido en relación al colectivo, etc.
Más allá de las consignas oficiales impulsadas desde la ONU, particularmente los medios de comunicación e instituciones durante muchos años produjeron mensajes teñidos de una concepción errónea pero aún hegemónica sobre el fenómeno de la discapacidad: aquella que la define como una condición inscripta en los cuerpos de personas, que en todo caso "merecerían oportunidades para rehabilitarse" y así "integrarse en las sociedades". Aunque centros académicos, políticos y sociales en todo el mundo, hacía ya más de 20 años que venían empujando transformaciones conceptuales y paradigmas, denunciando que la exclusión y la segregación de las personas con discapacidad era generada a partir de esa propia noción de discapacidad, que invisibilizaba las barreras que la sociedad impone, y ponía la carga de la adaptación en las personas, aún faltaba mucho tiempo para que estos planteos críticos tuvieran la fuerza para instalarse en el plano de la política internacional e instalaran particularmente esta fecha como una jornada de incidencia pública y política para la eliminación de las barreras de todo tipo.
Con el correr de los años las consignas oficiales fueron transformándose conforme a la evolución conceptual y el desarrollo de la perspectiva del modelo social en el campo de las políticas internacionales. Particularmente a partir de su ansiada plasmación jurídica en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Y en nuestros contextos cada vez más las personas con discapacidad y sus organizaciones han ido aprovechando esta fecha para exigir una sociedad más digna para vivir con libertad, autodeterminación e igualdad de oportunidades.
Sin embargo aún resta mucho por trabajar: aún es utilizada esta fecha para generar mensajes inspiracionales que, abonando a una ideología de la meritocracia, reflejan ciertos logros o características excepcionales de ciertas personas con discapacidad, como ejemplos a seguir, como "héroes de la vida". Estos discursos vuelven al individualismo, a poner el foco en cuerpos y deficiencias, con una actualización: las personas "superan sus limitaciones" y por lo tanto se vuelven la prueba empírica de que "quien quiere puede". El discurso meritocrático en la etapa neoliberal ha sabido nutrirse del capacitismo. Nada dicen estos discursos de las verdaderas necesidades de las personas con discapacidad y sus luchas para vivir con dignidad, participando y conviviendo en sociedades inclusivas, en igualdad de condiciones que las demás.
Frente a este fenómeno cultural, la respuesta no debe ser volver atrás. A menudo voces críticas a las políticas de ajustes en el sector realimentan ciertas miradas lastimeras sobre las personas con discapacidad. Los mensajes que denuncian "insensibilidades" de las políticas de gobiernos refuerzan esa idea describiendo la situación de vulnerabilidad de las personas con discapacidad, sin aclarar que las causas de esa vulnerabilidad son sociales (económicas, políticas, culturales) y no naturales. Hablan de personas vulnerables (por lo tanto frágiles, débiles) y no de personas con derechos vulnerados, y por lo tanto oprimidas, discriminadas.
El discurso meritocrático en la etapa neoliberal ha sabido nutrirse del capacitismo.
Debe evitarse este mecanismo de cosificación: no debe cimentarse el reclamo justo en la conmiseración, sino en la dignidad. Ese es el sentido de esta fecha. En tiempos de crisis y recortes en políticas públicas, de retracción del rol del Estado como garante de derechos, las voces deben ser las de las propias personas con discapacidad, empoderadas y organizadas, quienes luchan por vivir en una sociedad que se dignifica de la diversidad. Voces que ponen en el escenario social la consigna del movimiento internacional por la vida independiente: "Nada sobre nosotrxs sin nosotrxs"
no debe cimentarse el reclamo justo en la conmiseración, sino en la dignidad. Ese es el sentido de esta fecha
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