El
sábado 12 de mayo contamos en el curso con la presencia del Lic. Gabriel
Pulice, Psicoanalista y Miembro
fundador de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República
Argentina.
Desde su trayectoria académica y profesional
Pulice nos fue comentado el surgimiento del Acompañamiento Terapéutico en
nuestro país, el proceso de construcción y delimitación de la figura del AT,
con sus tensiones, representaciones y modificaciones en sus funciones, y desde
allí pensar el vínculo y relación entre acompañante y acompañado desde estas
nuevas coordenadas.
Los asistentes atentos a la disertación sobre el surgimiento del acompañamiento terapéutico |
Como
marco referencial debemos pensar que el Acompañamiento
Terapéutico en sus inicios nace como una herramienta clínica que se inscribe en
una búsqueda “compartida por una buena parte de los profesionales del campo de
la Salud Mental cuyo propósito era el de subvertir los lineamientos por
entonces imperantes, y aun fuertemente arraigados, del modelo manicomial”,
comentaba Pulice.
Desde allí el movimiento de trasformación y de apertura en el
campo fue habilitando condiciones para la implementación de nuevos dispositivos,
como comentaba Pulice “novedosos dispositivos de atención ambulatorios, los
cuales a su vez propiciaron el desarrollo de nuevas y diversas disciplinas, como
respuesta a las renovadas necesidades clínicas que, a partir de ello,
comenzaron a tener lugar”.
Pulice comparte su trayectoria en el campo del Acompañamiento y habilita el intercambio |
Esta nueva trama de saberes y disciplinas comenzaron a
tensionar la aparición en escena del Acompañamiento Terapéutico, atravesado por
este contexto de praxis ligada a la investigación más que a una ciencia en sí, iniciándose
de esta manera un periodo donde fue necesario comenzar a delimitar con alguna
precisión los contornos de su figura.
Es a partir de este camino de posicionamiento y de
formalización necesario del AT, acompañado
por la organización de distintos encuentros, jornadas y congresos nacionales e internacionales,
cuando se empieza a pensar como una profesión cada vez más arraigada,
reconocida y jerarquizada, “situándose como uno de los recursos de mayor valía
implementados en las últimas décadas en el intento de dar alguna respuesta
eficaz a las más estra-gosas expresiones del padecimiento psíquico” enfatizaba Pulice.
En la actualidad pensar en una identidad del AT, es
comprender que el acompañamiento es un modo de estar y un modo de
intervención que debe facilitar y acompañar, la heterogeneidad de situaciones y
poder dar lugar a que se despliegue las distintas escenas que permita
acompañar las condiciones para la construcción de un saber hacer.
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