¿Cómo
es la mirada del otro frente a esta temática? ¿Cuál es la visión de la familia?
¿Cómo pensamos nuestras propias biografías sexuales? Estas y muchas más
preguntas, inquietudes y perspectivas de abordaje se pusieron en juego en la capacitación,
pensando cómo construimos y de-construimos miradas habilitadoras desde un
enfoque de derechos, de decisiones y deseos puestos en el ejercicio real de la
sexualidad.
Para
ello la jornada contó con la presencia de Lic. María Belén Frías especialista en psicología
cognitiva con orientación familiar y el Dr Antonio Mitre padre y miembro de la Comisión
Directiva de APADIM, quienes desde su formación teórica y experiencia práctica compartieron
diversas expresiones y abordajes de la temática, ampliando el panorama y quizás
las vicisitudes que pueden generarse desde la mirada familiar y la profesional,
proponiendo instancias de reflexión, con nuevas miradas y espacios abiertos al
pensar la sexualidad.
Dentro de este abanico de realidades se debe reconocer
las diversidades familiares como aquel “marco que contiene a los miembros que
crecen en ella, un sistema abierto, como una totalidad, donde cada uno de los
miembros está íntimamente relacionado y, por lo tanto, la conducta de cada uno
influirá en los demás”, comentaba Frías.
Desde
esta noción abierta y dinámica debemos pensar que pueden generarse distintos
tipos de conflictos, los cuales deben poder resolver con límites flexibles, que
estimulen el desarrollo y la individuación de sus miembros, en este sentido
Belén comentaba lo vital que es “la capacidad de adaptación y funcionamiento, la
flexibilidad de roles y comunicación abierta, con normas flexibles, adecuadas y
que estén sujetos a cambios”.
De
esta manera la sexualidad “incluye como nos miramos, como nos presentamos, como
nos movemos, como nos tocamos, las caricias, los abrazos, las fantasías, enamorarse,
los vínculos, los modos en los que nos relacionamos con los otros. Las amplia
gama de posibilidades y la elección la realiza una persona respecto de la
otra u otras personas que la excitan eróticamente y esto es totalmente
independiente del sexo al cual pertenece”.
El
lugar de los profesionales que acompañan es no instaurar nociones de valor o
morales, sino debe colabora desde una postura ética, para permitir que la
persona y su familia puedan comunicarse desde el común respeto a la intimidad emocional
y sexual de la persona, con sus necesidades y deseos.
Esto
implica trabajar” colaborativamente con la familia para derribar las
resistencias generales al despliegue de la sexualidad, facilitar la consecución
de todos sus derechos y revitalizar las funciones ambientales, devolviendo a
los padres la confianza en el acompañamiento del despliegue de la sexualidad” enfatizaba
Frías.
En
este acompañamiento familiar la palabra y experiencia de Dr. Antonio Mitre, fue
clave para comprender cómo el dinamismo de las familias y sus vínculos, incorporan
los cambios generados por las propias personas, con nuevos recursos que desde
el respeto a la intimidad, deseos y decisiones visibilice el ejercicio de sexualidades
diversas, genuinas y plenas.
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