A raíz del Día Internacional de las Personas con Discvapacidad (3 de diciembre) compartimos la nota de opinión de la Dra. Susana Parés, publicada en el diario La Voz del Interior.
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Por Susana Parés (*)
Se han abandonado paulatinamente los eufemismos y ahora se habla de personas con discapacidad. ¿No habrá llegado el momento de enfocarnos desde otro punto de vista y lograr un cambio real hablando simplemente de "personas"?
La Organización de Naciones Unidas (ONU) propició desde 1992 un proceso de concientización acerca de la situación de las personas con discapacidad y lo consolidó en la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
A partir de la segunda mitad del siglo 20, se ha producido un cambio paulatino en la concepción de la “discapacidad”, por lo que se modificó el paradigma original que imponía a las personas con diversidad funcional el “adaptarse” al mundo de los “capaces”. El nuevo modelo se inclinó hacia la idea del desarrollo de las potencialidades, en un marco inclusivo.
También se han abandonado paulatinamente los eufemismos y ahora se habla de personas con discapacidad. Esta es la expresión jurídica en orden a la Convención de la ONU. No obstante, entre las personas comprendidas hay algunas que prefieren la expresión “persona en situación de discapacidad” o bien “persona con diversidad funcional”.
¿No habrá llegado el momento de enfocarnos desde otro punto de vista y lograr un cambio real hablando de personas?
Se han abandonado paulatinamente los eufemismos y ahora se habla de personas con discapacidad. ¿No habrá llegado el momento de enfocarnos desde otro punto de vista y lograr un cambio real hablando simplemente de "personas"?
La Organización de Naciones Unidas (ONU) propició desde 1992 un proceso de concientización acerca de la situación de las personas con discapacidad y lo consolidó en la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
A partir de la segunda mitad del siglo 20, se ha producido un cambio paulatino en la concepción de la “discapacidad”, por lo que se modificó el paradigma original que imponía a las personas con diversidad funcional el “adaptarse” al mundo de los “capaces”. El nuevo modelo se inclinó hacia la idea del desarrollo de las potencialidades, en un marco inclusivo.
También se han abandonado paulatinamente los eufemismos y ahora se habla de personas con discapacidad. Esta es la expresión jurídica en orden a la Convención de la ONU. No obstante, entre las personas comprendidas hay algunas que prefieren la expresión “persona en situación de discapacidad” o bien “persona con diversidad funcional”.
¿No habrá llegado el momento de enfocarnos desde otro punto de vista y lograr un cambio real hablando de personas?
El salto cuántico
Aún no tomamos conciencia de que las cifras de la OMS apuntan a que, en décadas próximas, el 25 por ciento de la población mundial tendrá discapacidad. Si hacemos un sencillo cálculo y estimamos a futuro la población Argentina en 50 millones de personas, podemos concluir que 12,5 millones de personas tendrán algún tipo de discapacidad. Cada una de estas personas podría involucrar a al menos uno o más familiares, llegamos a 25 millones de personas. La mitad del total de la población.
¿Por qué no pensamos en una sociedad efectivamente inclusiva, a todos los niveles y hablamos de “personas”?
¿Por qué no pensamos en una sociedad efectivamente inclusiva, a todos los niveles y hablamos de “personas”?
Niveles de inclusión
- Urbanismo. Hagamos las ciudades accesibles, para sillas de ruedas, bastones, niños, embarazadas. Lo paradojal es que cuesta lo mismo –o quizás menos– hacer una vereda apta, que una con obstáculos. Se necesitan edificios públicos con baños adecuados, recorridos eficientes y utilizables para todos los vecinos y espacios públicos disfrutables.
- Educación. Es clave garantizar el acceso pleno a la educación inclusiva y a la obtención de los certificados de formación.
- Trabajo. A través de la creación de oportunidades, la posibilidad de ascender y de capacitarse.
- Salud. Acceso pleno a los servicios necesarios para favorecer su desarrollo y tratamiento adecuado.
¿Utopía?
Cuando los números golpeen algunas puertas, quizás podamos hablar de políticas públicas concretas sobre discapacidad, partiendo del concepto de “persona”.
No recordamos, generalmente, que todos nacemos incapaces y puede que, superada esa etapa, aun necesitemos sostenes, o los precisemos algún día.
Es una soberbia inaudita pensar “a mí no me pasa”. Error: nos sucedió a todos y todos, en algún momento, hemos tenido un impedimento.
Es importante trabajar en el concepto de igualdad de oportunidades. La igualdad radica en que cada uno, según su condición, tenga las mismas oportunidades, algo que algunos distraídos desconocen.
Habrá personas que, aún con todas las posibilidades dadas, no puedan superar su condición. Y, sin duda, es la angustiante duda de los padres y familiares: “¿Qué le ocurrirá cuando no estemos?”.
Nadie puede asegurar nada a nadie, pero sin dudas dentro de un Estado de derecho, con Justicia independiente, transparencia institucional, combate sin concesiones a la corrupción, funcionarios comprometidos, al menos habrá una luz de esperanza para ellos.
(*) Doctora en Derecho y Ciencias Sociales.
No recordamos, generalmente, que todos nacemos incapaces y puede que, superada esa etapa, aun necesitemos sostenes, o los precisemos algún día.
Es una soberbia inaudita pensar “a mí no me pasa”. Error: nos sucedió a todos y todos, en algún momento, hemos tenido un impedimento.
Es importante trabajar en el concepto de igualdad de oportunidades. La igualdad radica en que cada uno, según su condición, tenga las mismas oportunidades, algo que algunos distraídos desconocen.
Habrá personas que, aún con todas las posibilidades dadas, no puedan superar su condición. Y, sin duda, es la angustiante duda de los padres y familiares: “¿Qué le ocurrirá cuando no estemos?”.
Nadie puede asegurar nada a nadie, pero sin dudas dentro de un Estado de derecho, con Justicia independiente, transparencia institucional, combate sin concesiones a la corrupción, funcionarios comprometidos, al menos habrá una luz de esperanza para ellos.
(*) Doctora en Derecho y Ciencias Sociales.
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