El
sábado 08 de octubre, compartimos el séptimo encuentro del curso de
especialización en Acompañamiento Terapéutico y discapacidad, ya próximos a culminar
otro año de una propuesta que nos convoca a pensar, reflexionar y poner en tensión
los abordajes terapéuticos como figuras claves en los procesos de acompañamientos
y al interior de los equipos interdisciplinario de trabajo.
La
propuesta del sábado estuvo en comprender los roles y funciones del acompañante
en los distintos contextos de intervención y como sus especificidades adquieren
distintas variaciones de acuerdo a la persona, su demanda y la situación
propuesta y poder reconocer cómo el acompañante
desde su posición facilita, con el uso de distintos apoyos y herramientas, que
se realicen distintas actividades (diarias e instrumentales) en la vida de las
personas.
Desde este vínculo particular que se establece en el acompañamiento,
Daniel Vottero psicólogo, explica que la especificidad del vínculo, se
establece por una relación de dos sujetos que se vinculan a partir de una
relación basada en un prójimo en un proceso de acompañamiento que surge de las necesidades y deseos del
acompañado, y no de las limitaciones de la mirada clínica de su patología.
Es una relación
que se genera en la diversidad de los sujetos implicados y la perspectiva
teórica de abordaje de los sujetos participes del vínculo acompañante-
acompañado, es por eso importante determinar cómo se producen y se construyen
desde una mirada interdisciplinaria los distintos contextos de abordaje e
intervención del acompañante.
En este vínculo, explica Vottero,
se trabaja con lo que acontece y en la demanda que es enunciada por la
propia persona, si bien el modo de
intervención que se genera con el sujeto es individual y particular, el sujeto
está inmerso en un contexto particular, el cual tensiona, posibilita o habilita
que se produzcan determinadas situaciones.
En este devenir propio que
se genera en el vínculo, es importante poder trabajar con objetivos y metas
claras que estén sujetos a la revisión y evaluación de estrategias de
intervención. Es decir trabajar para que los cambios, actividades o
decisiones sean realizables en situaciones de acompañamiento claras y concretas
para ir proponiendo los apoyos necesarios para su realización, con tiempos y
ajustes adecuados, en la escucha constante y en la decisión personal del
acompañado.
Es por eso importante conocer como
se generan y construyen los diferentes lugares de trabajo del acompañante a
partir de los distintos ámbitos sociales, educativos, culturales que el
acompañado transita de acuerdo a su edad y a sus posibilidades.
En este marco, el acompañante debe conocer y tener acceso a
las distintas herramientas tecnológicas y productos de apoyo que permiten la ejecución de actividades
cotidianas en la vida de las personas con discapacidad.
Esta información es un recurso
vital para el acompañante terapéutico por el escenario cotidiano de su
intervención particular con su acompañado, aportando datos e información
contextual que muchas veces no puede ser mirada por otros profesionales, por lo
que su abordaje y su incorporación en los equipos interdisciplinarios, posibilita
poder con otros profesionales evaluar y planificar estrategias de abordaje
integrales.
En este sentido, Vanesa
Graff como terapista ocupacional, comentaba que es importante que los
profesionales que acompañan conozcan los productos existentes, la finalidad y los
propósitos de acuerdo a qué aspectos se pueden intervenir, ya sea en el
ambiente, haciendo modificaciones ambientales, en la manera de organizar una actividad
o una rutina ocupacional y en los objetos en sí mismos que son necesarios para
hacer las actividades.
Desde la individualidad del
sujeto que se acompaña susciten diversas actividades y situaciones que deben
trabajarse para brindar los apoyos necesarios para que la persona con
discapacidad pueda tener una vida autónoma, desde su propio potencial,
alcanzado una actitud activa respecto a sus capacidades y pueda modificar sus
habilidades disminuidas.
La mirada del terapista
ocupacional en los equipos interdisciplinarios está en propiciar estas
herramientas de intervención, permitiendo un enfoque global al encargarse de
la prevención, el diagnóstico funcional, la investigación y el tratamiento
de las problemáticas ocupacionales cotidianas en diferentes áreas, como el
cuidado personal, el trabajo, el juego y la recreación, actividades
escolares y de participación social.
Dentro de este abanico
de acciones, Graff realizó una distinción entre las actividades cotidianas como
aquellas que tienen que ver con las capacidades de autocuidado más elementales que
se realizan de forma cotidiana, en tanto que las instrumentales son actividades
más complejas y su realización requiere de un mayor nivel de autonomía
personal, asociadas a tareas que implican la capacidad de tomar decisiones y
resolución de problemas de la vida cotidiana.
Temáticas
que fueron abordadas por los profesionales con ejemplos claros de situaciones
de acompañamiento que vinculaban cómo la mirada teórica y conceptual ayuda a
construir procesos con recursos, apoyos y miradas de acompañamiento en
situaciones cotidianas que favorezcan la autonomía, independencia y
autodeterminación del acompañado.
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