Los cambios, desarrollos y adaptaciones necesarios para lograr una
ciudad integradora, según dos especialistas catalanas en educación social.
“Somos nosotros, la comunidad, la que no hemos preparado nuestras ciudades para acoger a todo el mundo. No son las personas las que tienen que adaptarse a las ciudades, sino estas a la diversidad de la ciudadanía”
Encuentro sobre accesibilidad. Las profesionales Genisa Prats San Roman
e Imma Alemany Ayats, de la Fundació Desenvolupament Comunitari (FDC) de
Barcelona, disertaron en Paraná sobre el tema ciudades amables y accesibles y
el derecho de las personas con discapacidad.
Hubo un coloquio con mediadores, organizado por la Defensoría del Pueblo en el
Museo Histórico Martiniano Leguizamón, el martes por la tarde; y una charla
abierta al día siguiente en la Escuela de Música, Danza y Teatro Profesor
Constancio Carminio. En diálogo con EL DIARIO, las pedagogas sostuvieron la
necesidad de relacionar los ámbitos de la accesibilidad y la mediación, con el
objetivo de plantear espacios urbanos y públicos para las personas con
discapacidad funcional.
Voluntad.“Normalmente, cuando pensamos en una ciudad más accesible, nos encontramos con que las organizaciones sociales están durante mucho tiempo golpeando puertas para poder ser escuchadas, y a veces son demandas de derechos y reivindicación, porque la ciudad no está preparada par a las personas con discapacidad. Y la administración pública, en muchos momentos no escucha y se defiende por las situaciones que a veces tiene de poca sensibilización, de falta de recursos económicos, o por no tener demasiadas ideas de cómo permitir esta accesibilidad. Yo creo que este diálogo entre unos y otros se hace difícil, entonces pensamos en las herramientas que la mediación nos trae para crear espacios de conversación; donde unos y otros puedan ser escuchados, reconocidos y trabajar juntos para esa ciudad amable y accesible”, sostuvo Genisa Prats.
“La idea es no trabajar con confrontación, sino con diálogo, cooperación y solidaridad entre unos y otros. Ponernos un espacio donde podamos hablar, proponer e intercambiar para encontrar soluciones a los problemas que tenemos en nuestras ciudades”, completó. “Sin voluntad política no hay accesibilidad ni ciudad amable. Además, tiene que haber leyes que acompañen esa voluntad política, una tecnología que esté al alcance de todos, y una sociedad civil que también escuche y se ponga del lado de las personas”, agregó Imma Alemany.
“Hay que tener en cuenta que en la mediación no ganan unos y pierden otros;
todos tenemos que ceder, y para eso hay que dar un poco, para poder recibir. La
idea de la mediación tiene que ver con dialogar aunque tenemos que ceder a
veces con propuestas que desde las organizaciones sociales queremos que se
hagan ya, y a lo mejor el proceso es un poco más lento; pero la administración
pública también tiene que ceder, poner presupuesto y voluntad para que la
ciudad pueda mejorar en ese sentido”, indicó Prats.
Todos. “No es un tema exclusivo de las personas con discapacidad funcional sino de toda la población. Prácticamente un 40% de la población de nuestras ciudades requieren de esta accesibilidad, en algún momento u otro, por algún tipo de movilidad reducida. Hablando de la parte más física, sea porque nos rompemos una pierna, o llevamos el cochecito de nuestros niños, el carrito de la compra, o porque somos mujeres embarazadas… son muchos los niños, mujeres y ancianos que padecen en algún momento de sus vidas esa reducción de su movilidad. Por eso no es para unos. Y esto en lo urbanístico, pero tiene que ver también con las barreras de comunicación”, señaló Prats.
“Cualquier servicio, actividad o bien común tienen que ser para todos, como ser también los formularios accesibles para personas con discapacidad visual. Vamos a hacer formularios para todos, vamos a hacer que la administración se ponga esas gafas de la accesibilidad para que todo sea, desde su diseño, creado desde este punto de vista. Igual que las páginas web, la información tiene que ser accesible, sino vamos a aumentar una brecha digital de exclusión muy grave y que puede repercutir en la ciudadanía”, expuso Alemany.
“A muchas de las cuestiones culturales, los museos, los cines, el teatro, los que tienen discapacidad sensitiva (visual o auditiva) no pueden acceder. Hay que ver cómo podemos transformar eso, ya existen herramientas tecnológicas que nos permiten hacerlo: materiales probados y vistos para que todos puedan escoger. Que la persona con algún tipo de discapacidad pueda elegir aquello que necesita, no dejar de ir donde quiere por tener alguna discapacidad, por ser “yo como soy”. Ese es el gran hecho: que nos demos cuenta de que “soy así”, argumentó Prats.
“Esta diversidad de personas diferentes con necesidades diferentes tiene que ser la norma, no una excepción. Todos somos distintos y necesitamos cosas distintas. Es el entorno el que nos dificulta ser nosotros mismos y movernos por el mundo como queremos. La discapacidad no es tanto personal como del entorno”, explicó Alemany.
Voluntad.“Normalmente, cuando pensamos en una ciudad más accesible, nos encontramos con que las organizaciones sociales están durante mucho tiempo golpeando puertas para poder ser escuchadas, y a veces son demandas de derechos y reivindicación, porque la ciudad no está preparada par a las personas con discapacidad. Y la administración pública, en muchos momentos no escucha y se defiende por las situaciones que a veces tiene de poca sensibilización, de falta de recursos económicos, o por no tener demasiadas ideas de cómo permitir esta accesibilidad. Yo creo que este diálogo entre unos y otros se hace difícil, entonces pensamos en las herramientas que la mediación nos trae para crear espacios de conversación; donde unos y otros puedan ser escuchados, reconocidos y trabajar juntos para esa ciudad amable y accesible”, sostuvo Genisa Prats.
“La idea es no trabajar con confrontación, sino con diálogo, cooperación y solidaridad entre unos y otros. Ponernos un espacio donde podamos hablar, proponer e intercambiar para encontrar soluciones a los problemas que tenemos en nuestras ciudades”, completó. “Sin voluntad política no hay accesibilidad ni ciudad amable. Además, tiene que haber leyes que acompañen esa voluntad política, una tecnología que esté al alcance de todos, y una sociedad civil que también escuche y se ponga del lado de las personas”, agregó Imma Alemany.
Imagen de asistentes al encuentro. |
Todos. “No es un tema exclusivo de las personas con discapacidad funcional sino de toda la población. Prácticamente un 40% de la población de nuestras ciudades requieren de esta accesibilidad, en algún momento u otro, por algún tipo de movilidad reducida. Hablando de la parte más física, sea porque nos rompemos una pierna, o llevamos el cochecito de nuestros niños, el carrito de la compra, o porque somos mujeres embarazadas… son muchos los niños, mujeres y ancianos que padecen en algún momento de sus vidas esa reducción de su movilidad. Por eso no es para unos. Y esto en lo urbanístico, pero tiene que ver también con las barreras de comunicación”, señaló Prats.
“Cualquier servicio, actividad o bien común tienen que ser para todos, como ser también los formularios accesibles para personas con discapacidad visual. Vamos a hacer formularios para todos, vamos a hacer que la administración se ponga esas gafas de la accesibilidad para que todo sea, desde su diseño, creado desde este punto de vista. Igual que las páginas web, la información tiene que ser accesible, sino vamos a aumentar una brecha digital de exclusión muy grave y que puede repercutir en la ciudadanía”, expuso Alemany.
“A muchas de las cuestiones culturales, los museos, los cines, el teatro, los que tienen discapacidad sensitiva (visual o auditiva) no pueden acceder. Hay que ver cómo podemos transformar eso, ya existen herramientas tecnológicas que nos permiten hacerlo: materiales probados y vistos para que todos puedan escoger. Que la persona con algún tipo de discapacidad pueda elegir aquello que necesita, no dejar de ir donde quiere por tener alguna discapacidad, por ser “yo como soy”. Ese es el gran hecho: que nos demos cuenta de que “soy así”, argumentó Prats.
“Esta diversidad de personas diferentes con necesidades diferentes tiene que ser la norma, no una excepción. Todos somos distintos y necesitamos cosas distintas. Es el entorno el que nos dificulta ser nosotros mismos y movernos por el mundo como queremos. La discapacidad no es tanto personal como del entorno”, explicó Alemany.
Ciudades. “Somos nosotros, la
comunidad, la que no hemos preparado nuestras ciudades para acoger a todo el
mundo. No son las personas las que tienen que adaptarse a las ciudades, sino
estas a la diversidad de la ciudadanía”, subrayó Prats. “Todo lo que hacemos
para la accesibilidad es imprescindible para unos, pero necesario para los
demás.
Paraná y la
accesibilidad. En su paso breve por nuestra ciudad, Imma Alemany y
Genisa Prats observaron algunas cuestiones urbanísticas. “Me he fijado en
intentos de hacer aceras accesibles, pero hay unas sí y otras no. Veo calles
con pendientes, lo cual es complicado; pero Barcelona tiene siete montañas y
también es complicado. Hay que tener una política de acceso en las calles, de
remodelación del espacio”, sostuvo Alemany.
“Cuando hablamos de inclusión, una de las cosas que nos provoca es que tenemos que ser creativos, pone imaginación para hacer el transporte, la escuela y el trabajo accesibles. En la ciudad empieza a haber una sensibilidad en torno a las personas con diversidad funcional, y se ve con las rampas en los pasos peatones”, añadió Prats. “La historia es entender que no es algo que hay que poner como un parche, sino que a las cosas nuevas hay que construirlas ya con accesibilidad, que además es más barato. Cada calle nueva o transporte que se compre que sea de piso bajo, y poco a poco la ciudad irá cambiando, y las personas con diversidad funcional empezarán a estar en la calle, cosa que ahora nos cuesta más ver.
Esa es la tercera barrera que nos encontramos en nuestras ciudades: barreras sociales, producidas por el prejuicio y el desconocimiento de no saber cómo actuar ante alguien que es diferente a mí. Hay que trabajar en la información y sensibilidad para que el otro que no soy yo también pueda ser visto, y la única manera es que esté en la calle. Para eso necesitamos transportes, trabajo y escuelas accesibles”, concluyó Prats.
Al margen. Genisa Prats San Roman es licenciada en Ciencias de la Educación con posgrado en Educación Social de la Universidad de Barcelona. Comenzó en los años 80 a trabajar con organizaciones sociales de personas con discapacidad, en torno al ocio y el tiempo libre. Imma Alemany Ayats es diplomada en Educación Social en la Universidad Ramón Lull de Barcelona, y se metió en este tema aportando en la inserción laboral de personas con discapacidad.
“Cuando hablamos de inclusión, una de las cosas que nos provoca es que tenemos que ser creativos, pone imaginación para hacer el transporte, la escuela y el trabajo accesibles. En la ciudad empieza a haber una sensibilidad en torno a las personas con diversidad funcional, y se ve con las rampas en los pasos peatones”, añadió Prats. “La historia es entender que no es algo que hay que poner como un parche, sino que a las cosas nuevas hay que construirlas ya con accesibilidad, que además es más barato. Cada calle nueva o transporte que se compre que sea de piso bajo, y poco a poco la ciudad irá cambiando, y las personas con diversidad funcional empezarán a estar en la calle, cosa que ahora nos cuesta más ver.
Esa es la tercera barrera que nos encontramos en nuestras ciudades: barreras sociales, producidas por el prejuicio y el desconocimiento de no saber cómo actuar ante alguien que es diferente a mí. Hay que trabajar en la información y sensibilidad para que el otro que no soy yo también pueda ser visto, y la única manera es que esté en la calle. Para eso necesitamos transportes, trabajo y escuelas accesibles”, concluyó Prats.
Al margen. Genisa Prats San Roman es licenciada en Ciencias de la Educación con posgrado en Educación Social de la Universidad de Barcelona. Comenzó en los años 80 a trabajar con organizaciones sociales de personas con discapacidad, en torno al ocio y el tiempo libre. Imma Alemany Ayats es diplomada en Educación Social en la Universidad Ramón Lull de Barcelona, y se metió en este tema aportando en la inserción laboral de personas con discapacidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario