Un grupo de jóvenes cordobeses trabajan para que las personas ciegas y sordas puedan acceder a una película en condiciones de igualdad. Innovan en la audiodescripción y el subtitulado de cine argentino.
Por Lucía Pairola
Imagen en una sala durante una proyección. Personas con y sin auriculares siguen la versión subtitulada de la película Relatos Salvajes. |
Que todos puedan disfrutar de la cultura y especialmente de los contenidos audiovisuales es lo que motivó a “Cine A/D” para comenzar esta iniciativa made in Córdoba. Este grupo de estudiantes de la Universidad Nacional tuvo un mismo deseo: hacer accesible el cine a las personas (con)* algún tipo de discapacidad sensorial. “Las personas con discapacidad tienen pocas actividades recreativas y seguro muchas ni se han preguntado por esta posibilidad. Nosotros queremos crear un espacio de entretenimiento y de reflexión en el que todos sin restricción pueden ser parte", cuenta a Día a Día Maximiliano Pinela uno de los nueve miembros de la productora. Las técnicas con las que lograron hacer accesible a Relatos salvajes o De Caravana, entre otras, se utilizan en países de avanzada como España, pero en Argentina “no se valora ni se invierte en crear una industria para el acceso a la cultura de las personas con discapacidad”, dicen señalando la apatía reinante sobre el tema.
Un derecho, una obligación. Este grupo de estudiantes nunca se imaginó que a partir de un taller junto a la fundación iban a encontrar eso que los apasiona: “Comenzamos con una idea y terminamos descubriendo que en realidad había un derecho que no estaba tenido en cuenta. El derecho a que todos podamos acceder a la cultura”, cuenta Laura Badini. Es que el encuentro con la problemática les despertó un desafío: “Que todos puedan disfrutar de una película”, afirman.
“Cine A/D” está integrado por estudiantes de cine de entre 25 y 30 años y han comenzado a desarrollar técnicas de audio descripción y subtitulado en películas nacionales. La audiodescripción emplea una locución sincronizada que brinda información de todo aquello que sucede en pantalla. Detalla lo que tiene relevancia para la correcta comprensión de la película traduciéndola así en palabras. “Describimos lo que es relevante para ayudar a la persona ciega a formar imágenes mentales de lo que se narra. Pero para eso tenemos que trabajar conjuntamente con ellas”, cuentan.
En el mundo estas técnicas se replican y son tendencias, como es el caso de España pionera en la accesibilidad. En Argentina la situación es distinta, ya que a pesar que la Ley de Servicios Audiovisuales lo prevé, sólo es motorizada por grupos independientes y fundaciones que deben autofinanciarse. “No se invierte desde el Estado porque no deja dinero. Lo miran como un gasto, como mucho de lo que es necesario para mejorar la vida de las personas con alguna discapacidad”, detalla Laura poniendo al descubierto una penosa realidad.
Pensar en el otro. Estos jóvenes ya han realizado la audiodescripción y subtitulado de películas como De caravana, Relatos salvajes, El florista, El secreto de sus ojos y actualmente trabajan en Metegol. Visitan ciudades y pueblos del interior generando ciclos de cine inclusivo y bregan porque existan salas con auriculares inalámbricos.
“Es impresionante cuando entras a una sala donde se proyecta una película y hay personas con y sin discapacidad y ves que todos se ríen de lo mismo. Es maravilloso poder compartir el arte en un mismo espacio”, comparte Matías Bianchini.
Imagen de parte del equipo de trabajo de Cine A/D Foto: Día a Día |
Para emprender el proyecto debieron combatir prejuicios sobre la discapacidad y tras algunos años reconocen: “también tenemos que ser promotores y enseñarles a las propias personas con discapacidad que tienen que exigir lo que les corresponde”.
El sueño de Cine A/D es que en el futuro todos los contenidos sean accesibles, ya que además entienden puede ser una fuente laboral para las personas con discapacidad. Ellos son jóvenes, comprometidos y emprendedores que repiten como principio: “Ponemos nuestro conocimiento para que nadie quede excluido de la información, el arte y la cultura porque eso iguala nuestros derechos”.
*Este artículo ha sido editado para adaptarlo a las pautas institucionales de comunicación en torno a la temática de la discapacidad.
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