Con el interés de propiciar el debate y divulgar diversas miradas sobre el trabajo en el ámbito de la discapacidad y la salud mental, compartimos este artículo sobre el ejercicio profesional del acompañamiento terapéutico, de Lic. Daniela Tello, publicado originalmente en el diario La Voz del Interior.
Fuente: "La importancia del acompañamiento terapéutico" en LaVoz.com.ar
El acompañamiento terapéutico es un recurso que surge a principios de la década de 1970 en Argentina, si bien algunos autores mencionan antecedentes de este rol en algunos países europeos a principios del siglo 20
Por Daniela Tello / Licenciada en Psicología - Profesora de Psicología
El acompañamiento terapéutico es un recurso que surge a principios de la década de 1970 en Argentina, si bien algunos autores mencionan antecedentes de este rol en algunos países europeos a principios del siglo 20. La práctica del acompañamiento terapéutico ha tenido un gran desarrollo en Latinoamérica, principalmente en Argentina, Uruguay y Brasil.
Se origina en el campo de los tratamientos en salud mental, en un contexto de búsqueda de nuevas herramientas terapéuticas para abordar patologías que anteriormente se consideraban intratables o condenadas al confinamiento asilar (psicosis, demencias, adicciones, etcétera); etapa caracterizada por la aparición de recursos alternativos, tales como el hospital de día o las comunidades terapéuticas. Según diversos autores, el apogeo de la teoría psicoanalítica, la mirada sobre la familia que aportó la teoría sistémica, los desarrollos del psicodrama y la psicoterapia de grupo junto a los cuestionamientos de la antipsiquiatría a los abordajes clásicos crearon un terreno fértil para que naciera este recurso.
Surge de la mano de las ideas que evitan la marginación y la estigmatización del paciente, en un intento de evitar la internación psiquiátrica o haciendo que la misma sea más acotada. Aparece como respuesta a una encrucijada en la cual nos ponen algunos pacientes que presentan dificultad para ser abordados terapéuticamente: en estado grave, crónicos, impulsivos. Estas ideas generaron nuevos paradigmas de salud mental reflejados en la normativa actual que pone en relieve el dispositivo del acompañamiento terapéutico a partir de su mención en la ley nacional de salud mental 26.657 y la Ley de Salud Mental de la provincia de Córdoba Ley 9848 (art. 23, 27, 40 y 47).
El acompañamiento terapéutico es un dispositivo que permite diseñar una estrategia adecuada a la singularidad de cada paciente, dependiendo de la situación que el sujeto esté atravesando. Para ello, el acompañante terapéutico se insertará en la vida cotidiana de la persona afectada donde esta se encuentre y compartirá con ella “su mundo”, su cotidianeidad. Trabaja siempre inserto en un equipo terapéutico, colaborando, siguiendo y expandiendo la estrategia del terapeuta.
Entre las múltiples funciones que puede cumplir un acompañante terapéutico, se destacan las de contención y socialización, en tanto y en cuanto su trabajo parte de un posicionamiento epistemológico e ideológico que entiende que las personas aquejadas de patología mental son parte de la sociedad y su tratamiento debe realizarse, siempre que sea posible, prescindiendo del aislamiento. La contención a través de un vínculo humano posibilita que el sujeto no sea segregado de la trama social y relacional a la que pertenece. Es una apuesta a la emergencia de la subjetividad a través del desarrollo de un vínculo que contemple la alteridad.
Tanto la complejidad del trabajo del acompañante como la responsabilidad que asume en los tratamientos de salud mental, hacen indispensable una formación específica que posibilite un buen desempeño del rol en el marco de la ética y la técnica de esta profesión. Esta instrucción debe contemplar contenidos teóricos, pero también incluir la posibilidad de transitar por una práctica supervisada. Los contenidos teóricos tienen que permitir comprender la complejidad de las patologías mentales, las circunstancias por las que se atraviesa en los distintos momentos de la vida, como así también todo lo que hace al ejercicio del rol, su especificidad y sus aspectos técnicos tanto como los éticos.
Una capacitación específica, adecuada y oficial garantizaría en nuestra provincia la idoneidad de la persona que tendrá a su cargo la responsabilidad de acompañar en sus tratamientos a sujetos vulnerables. En nuestro país, algunas provincias han conseguido una formación técnica con título oficial: son pioneras las provincias de San Juan y San Luis con la tecnicatura que se dicta en la Universidad Católica de Cuyo. Luego, se fueron multiplicando en otros lugares distintos programas de tecnicaturas presenciales y a distancia, como en la Universidad Autónoma de Entre Ríos, la Universidad de la Patagonia Austral, entre otros.
Si bien el acompañamiento terapéutico surge del abordaje de las adicciones y la psicosis, con el devenir del tiempo su campo de acción se fue ampliando a diversas patologías y diferentes contextos, sin perder la particularidad del rol.
A medida que los campos de trabajo se van ampliando, los acompañantes son requeridos para problemáticas en las que no habían trabajado con anterioridad y que requieren una adecuada formación específica. Ejemplo de ello es la actuación solicitada por los juzgados de familia, que requieren trabajar en los procesos de revinculación. También se solicita su intervención en el ámbito escolar, estrategia que favorece la permanencia en el sistema educativo de niños con padecimientos psíquicos severos o discapacidad. Finalmente, es más conocida su presencia junto a pacientes con enfermedades orgánicas crónicas o terminales.
En la legislatura de Córdoba se discute un proyecto de ley de ejercicio profesional del acompañante terapéutico cuya aprobación constituiría un gran avance en el reconocimiento de esta profesión y hacia la efectiva implementación de la ley de salud mental.
Perfil: Daniela Tello es licenciada y profesora de Psicología (UNC) y coordinadora de la Tecnicatura Universitaria en Acompañamiento Terapéutico de la Universidad Católica de Córdoba.
El acompañamiento terapéutico es un recurso que surge a principios de la década de 1970 en Argentina, si bien algunos autores mencionan antecedentes de este rol en algunos países europeos a principios del siglo 20
Por Daniela Tello / Licenciada en Psicología - Profesora de Psicología
El acompañamiento terapéutico es un recurso que surge a principios de la década de 1970 en Argentina, si bien algunos autores mencionan antecedentes de este rol en algunos países europeos a principios del siglo 20. La práctica del acompañamiento terapéutico ha tenido un gran desarrollo en Latinoamérica, principalmente en Argentina, Uruguay y Brasil.
Se origina en el campo de los tratamientos en salud mental, en un contexto de búsqueda de nuevas herramientas terapéuticas para abordar patologías que anteriormente se consideraban intratables o condenadas al confinamiento asilar (psicosis, demencias, adicciones, etcétera); etapa caracterizada por la aparición de recursos alternativos, tales como el hospital de día o las comunidades terapéuticas. Según diversos autores, el apogeo de la teoría psicoanalítica, la mirada sobre la familia que aportó la teoría sistémica, los desarrollos del psicodrama y la psicoterapia de grupo junto a los cuestionamientos de la antipsiquiatría a los abordajes clásicos crearon un terreno fértil para que naciera este recurso.
Surge de la mano de las ideas que evitan la marginación y la estigmatización del paciente, en un intento de evitar la internación psiquiátrica o haciendo que la misma sea más acotada. Aparece como respuesta a una encrucijada en la cual nos ponen algunos pacientes que presentan dificultad para ser abordados terapéuticamente: en estado grave, crónicos, impulsivos. Estas ideas generaron nuevos paradigmas de salud mental reflejados en la normativa actual que pone en relieve el dispositivo del acompañamiento terapéutico a partir de su mención en la ley nacional de salud mental 26.657 y la Ley de Salud Mental de la provincia de Córdoba Ley 9848 (art. 23, 27, 40 y 47).
El acompañamiento terapéutico es un dispositivo que permite diseñar una estrategia adecuada a la singularidad de cada paciente, dependiendo de la situación que el sujeto esté atravesando. Para ello, el acompañante terapéutico se insertará en la vida cotidiana de la persona afectada donde esta se encuentre y compartirá con ella “su mundo”, su cotidianeidad. Trabaja siempre inserto en un equipo terapéutico, colaborando, siguiendo y expandiendo la estrategia del terapeuta.
Entre las múltiples funciones que puede cumplir un acompañante terapéutico, se destacan las de contención y socialización, en tanto y en cuanto su trabajo parte de un posicionamiento epistemológico e ideológico que entiende que las personas aquejadas de patología mental son parte de la sociedad y su tratamiento debe realizarse, siempre que sea posible, prescindiendo del aislamiento. La contención a través de un vínculo humano posibilita que el sujeto no sea segregado de la trama social y relacional a la que pertenece. Es una apuesta a la emergencia de la subjetividad a través del desarrollo de un vínculo que contemple la alteridad.
Tanto la complejidad del trabajo del acompañante como la responsabilidad que asume en los tratamientos de salud mental, hacen indispensable una formación específica que posibilite un buen desempeño del rol en el marco de la ética y la técnica de esta profesión. Esta instrucción debe contemplar contenidos teóricos, pero también incluir la posibilidad de transitar por una práctica supervisada. Los contenidos teóricos tienen que permitir comprender la complejidad de las patologías mentales, las circunstancias por las que se atraviesa en los distintos momentos de la vida, como así también todo lo que hace al ejercicio del rol, su especificidad y sus aspectos técnicos tanto como los éticos.
Una capacitación específica, adecuada y oficial garantizaría en nuestra provincia la idoneidad de la persona que tendrá a su cargo la responsabilidad de acompañar en sus tratamientos a sujetos vulnerables. En nuestro país, algunas provincias han conseguido una formación técnica con título oficial: son pioneras las provincias de San Juan y San Luis con la tecnicatura que se dicta en la Universidad Católica de Cuyo. Luego, se fueron multiplicando en otros lugares distintos programas de tecnicaturas presenciales y a distancia, como en la Universidad Autónoma de Entre Ríos, la Universidad de la Patagonia Austral, entre otros.
Si bien el acompañamiento terapéutico surge del abordaje de las adicciones y la psicosis, con el devenir del tiempo su campo de acción se fue ampliando a diversas patologías y diferentes contextos, sin perder la particularidad del rol.
A medida que los campos de trabajo se van ampliando, los acompañantes son requeridos para problemáticas en las que no habían trabajado con anterioridad y que requieren una adecuada formación específica. Ejemplo de ello es la actuación solicitada por los juzgados de familia, que requieren trabajar en los procesos de revinculación. También se solicita su intervención en el ámbito escolar, estrategia que favorece la permanencia en el sistema educativo de niños con padecimientos psíquicos severos o discapacidad. Finalmente, es más conocida su presencia junto a pacientes con enfermedades orgánicas crónicas o terminales.
En la legislatura de Córdoba se discute un proyecto de ley de ejercicio profesional del acompañante terapéutico cuya aprobación constituiría un gran avance en el reconocimiento de esta profesión y hacia la efectiva implementación de la ley de salud mental.
Perfil: Daniela Tello es licenciada y profesora de Psicología (UNC) y coordinadora de la Tecnicatura Universitaria en Acompañamiento Terapéutico de la Universidad Católica de Córdoba.
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