El viernes nos encontramos para
compartir el cierre del año lectivo de los estudiantes del nivel secundaria de
la Escuela.
Momento de muchas emociones, de situaciones y procesos vividos que fueron marcando el recorrido realizado y de palabras que buscaban transmitir todo lo compartido, lo construido, lo aprendido en el año.
Porque en las palabras muchas veces nos encontramos y nos expresamos, queremos compartir el mensaje de Graciela Almarza, mamá de Gonzalo Genaud, joven egresado 2016.
“Nuestra historia.
El diagnóstico nos dejó helados. No sabíamos qué hacer, como en piloto automático empezaron las consultas, los neurólogos, la terapia. Una psicomotricista, una fonoaudióloga, especialidades qué nunca imaginé iba a tener que consultar. Un día caluroso, en la sala de espera para la fonoaudióloga, con Gonzalo que no se quedaba quieto y a pesar de sus dificultades quería jugar y caminar, una señora se pone a observarlo y con una mirada tierna y amable, comienza a conversar. Ahí me entero que trabajaba en Apadim, yo conocía la institución por casualidad, por el hijo de un amigo de mi papá que concurría. Nada más. Pensaba que Gonzalo no tenía cabida ahí, quizás era chiquito, quizás porque no tenía SDD, no sé. Amablemente la señora que era docente a punto de jubilarse, me dijo, “andá, que te den una entrevista” ,el momento es ahora…
Y así fue, al cruzar el portón la sensación fue agradable, todos me saludaban, todos miraban a Gonzalo con cariño, sin pena, sin el “pobrecito”. La entrevista fue corta, directa, al punto. Lo evaluaron y a los pocos días me dijeron que lo podía inscribir. Ahí empezó el cambio…
Ahí empezó la alegría, ir al maternal, como sus hermanos habían ido, preparar mochila y guardapolvo, merienda y vasito…día a día, evolucionando.
La mano amiga que sostenía su andar aún vacilante, la sonrisa permanente de quien lo ayudaba, la paciencia, la dedicación. El apoyo constante de psicólogas, asistentes sociales, maestras, auxiliares, madres…el sentir que cada paso que Gonzalo daba con más firmeza y equilibrio era un avance, nunca un retroceso.
Nunca una palabra de desaliento, nunca un reclamo ante las falencias que como padres a veces tenemos a la hora de atender a nuestros hijos, nunca la palabra “no se puede” “no lo logra”, siempre un “estamos en camino”,”estamos avanzando”. En el caso de Gonzalo, y algunos de sus compañeritos plantearon desafíos a los docentes y directivos, no había una etapa para ellos? LA CREARON, no había una propuesta que satisfaciera sus necesidades LA CREARON, no había una etapa superadora LA CREARON, como alquimistas de la educación, trasmutaron las dificultades en desafíos, inventaron caminos, armaron estrategias, jamás, pero jamás se estancaron en el “hasta acá llegamos”. A veces se quemaban los papeles, y el grupo daba sus sorpresas, entonces el equipo, pegaba un golpe de timón y encaraba para nuevos rumbos ante la respuesta positiva de los chicos.
Los docentes, siempre dispuestos, los directivos siempre acompañando. A veces, muchas veces, las situaciones complicadas de la vida hacían que como madres decayéramos, nos estancábamos en el “no doy más, ya está, es así”…y despacito, sin invadir, como tentativamente…las docentes nos susurraban un,” vamos…dale un poquito más…”.
Esa es la experiencia de Gonzalo desde sus tres años, ahora con 17. Una vida, entera de lucha, sinsabores, alegrías, pérdidas y encuentros…Como familia tratamos de aceptar y cumplir con las sugerencias de los profesionales, y luchamos día a día para superar nuestros miedos, y nuestras flaquezas.
Gonzalo siempre fue hacia adelante, a veces más rápido, otras más lento. Pero siempre progresando, siempre apoyado por todos para conseguir un nuevo objetivo.
No quiero olvidarme de los compañeros, y sus familias, que generosamente compartían con nosotros sus experiencias para tratar entre todos de buscar soluciones, darnos consejos, tratar de estar juntos en esta lucha diaria. Muchos años de compartir reuniones, y fiestas, momentos duros, y momentos de alegría. Va a costar emprender una nueva etapa, pero seguiremos en contacto porque toda una vida de lucha nos une.
Simplemente queda agradecer, simplemente queda darnos un abrazo y decir hasta siempre, hasta cada momento, el vínculo no se corta, se inicia otra etapa, se crece, se evoluciona, pero los sentimientos siguen, y seguirán para toda la vida, gracias Apadim, gracias docentes, terapeutas, preceptoras, auxiliares, y a toda la comunidad que nos apoyó, y que nos enseñó a que la vida se celebra día a día, en todo su esplendor. La realidad que nos tocó no es mejor ni peor, es distinta, es única, es la nuestra. Y damos gracias por eso también. Feliz fin de año, y un mejor comienzo para todos”
El viernes nos encontramos para compartir el cierre del año lectivo de los estudiantes del nivel secundaria de la...
Posted by Apadim Córdoba on lunes, 14 de diciembre de 2015
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