Un joven que es detenido por la policia por no llevar documentos mientras caminaba por una calle céntrica; una joven que decide cambiar de recorrido para ir a la escuela, cansada de que cada mañana los obreros de una obra en construcción le dijeran “piropos”; y otro joven que es “invitado a retirarse” por un guardia de seguridad de un centro comercial, por su aspecto físico. Tres situaciones que no son para nada extrañas para adolescentes de sectores populares y que fueron puestas en cuestión en el marco de un nuevo encuentro por el derecho a la participación juvenil.
Fotografía de uno de los grupos de jóvenes trabajando. |
El pasado 25 de agosto, más de 60 adolescentes de distintas escuelas y organizaciones de Córdoba, participaron de un nuevo encuentro de reflexión y organización juvenil, para intercambiar miradas y expectativas en torno al derecho a la participación.
A través de una propuesta organizada por los delegados locales ante la red juvenil regional, se realizó un “juicio” a tres situaciones de vulneración de derechos que chicos y chicas enfrentan habitualmente: partiendo de la “denuncia” imaginaria de tres casos o situaciones de aparente discriminación o vulneración de derechos que llegó al “tribunal”, los y las participantes se dividieron en tres grupos para analizar cada situación. Así dentro de cada grupo se tomaron dos posturas, a favor de reconocer la denuncia como un acto de discriminación o vulneración, y en contra.
Los casos del juicio: un joven que es detenido por la policia por no llevar documentos mientras caminaba por una calle céntrica; una joven que decide cambiar de recorrido para ir a la escuela, cansada de que cada mañana los obreros de una obra en construcción le dijeran “piropos”; y otro joven que es “invitado a retirarse” por un guardia de seguridad de un centro comercial, por su aspecto físico.
En el análisis de las argumentaciones se vio como en lo cotidiano se reiteran frases e ideas que muchas veces justifican verdaderos actos de discriminación, y que por lo contrario, los argumentos que consideraron los casos como actos discriminatorios se basaron en dar valor a la dignidad de cada persona, en ponerse en lugar de esa persona y en la necesidad de rever algunas prácticas, palabras y acciones que ponen en “lugares incómodos” a las personas, que no “las dejan ser”, que la agravian y que limitan su autoestima, su personalidad y sus posibilidades de participación.
Finalmente cada participante llegó a una opinión final o veredicto sobre estas instancias que ilustran tantas otras situaciones de discriminación (de las más evidentes a las más solapadas) a los que distintos sectores se ven expuestos cotidianamente.
“De lo que se trató es de que juntos analicemos situaciones de vulneración de derechos, que suceden habitualmente en la vida cotidiana, y que tenemos naturalizadas”, comentaron al cierre los organizadores. Situaciones que si no las cuestionamos, que si no luchamos para que cada vez sucedan menos, nos ponen en un lugar y en roles que no nos dejan desarrollarnos íntegramente como personas, como jóvenes, como sujetos de derechos.
A través de una propuesta organizada por los delegados locales ante la red juvenil regional, se realizó un “juicio” a tres situaciones de vulneración de derechos que chicos y chicas enfrentan habitualmente: partiendo de la “denuncia” imaginaria de tres casos o situaciones de aparente discriminación o vulneración de derechos que llegó al “tribunal”, los y las participantes se dividieron en tres grupos para analizar cada situación. Así dentro de cada grupo se tomaron dos posturas, a favor de reconocer la denuncia como un acto de discriminación o vulneración, y en contra.
Los casos del juicio: un joven que es detenido por la policia por no llevar documentos mientras caminaba por una calle céntrica; una joven que decide cambiar de recorrido para ir a la escuela, cansada de que cada mañana los obreros de una obra en construcción le dijeran “piropos”; y otro joven que es “invitado a retirarse” por un guardia de seguridad de un centro comercial, por su aspecto físico.
En el análisis de las argumentaciones se vio como en lo cotidiano se reiteran frases e ideas que muchas veces justifican verdaderos actos de discriminación, y que por lo contrario, los argumentos que consideraron los casos como actos discriminatorios se basaron en dar valor a la dignidad de cada persona, en ponerse en lugar de esa persona y en la necesidad de rever algunas prácticas, palabras y acciones que ponen en “lugares incómodos” a las personas, que no “las dejan ser”, que la agravian y que limitan su autoestima, su personalidad y sus posibilidades de participación.
Finalmente cada participante llegó a una opinión final o veredicto sobre estas instancias que ilustran tantas otras situaciones de discriminación (de las más evidentes a las más solapadas) a los que distintos sectores se ven expuestos cotidianamente.
“De lo que se trató es de que juntos analicemos situaciones de vulneración de derechos, que suceden habitualmente en la vida cotidiana, y que tenemos naturalizadas”, comentaron al cierre los organizadores. Situaciones que si no las cuestionamos, que si no luchamos para que cada vez sucedan menos, nos ponen en un lugar y en roles que no nos dejan desarrollarnos íntegramente como personas, como jóvenes, como sujetos de derechos.
Proyecto: Las actividades continúan en el marco del proyecto “Construyendo juntos el buen vivir”, que la Plataforma Regional y la Red Juvenil Sudamericanas ejecutan junto a la Oficina Regional para Latinoamérica (ORLA) de terre des hommes y empalmarán con una programación específica en el denominado Mes de Acción Global (GAM, en inglés) que durante noviembre conmemorará un nuevo aniversario de la Convención Internacional de los derechos del niño, en todo el mundo.
Un joven que es detenido por la policia por no llevar documentos mientras caminaba por una calle céntrica; una joven que...
Posted by Apadim Córdoba on Martes, 8 de septiembre de 2015
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