El sábado 09 de mayo se realizó el segundo
encuentro del curso anual de especialización en acompañamiento terapéutico y
discapacidad, en la sede de APADIM. La posibilidad de concretar estos espacios de capacitación está pensada en la oportunidad de poder realizar recorridos teóricos, conceptuales, desde la práctica de los capacitadores como de los asistentes, para proponer saberes e intervenciones nuevas que puedan convertirse en abordajes integrales en las singularidades de los casos o situaciones planteadas.
Esta idea de circular el saber, de apropiarse de él y poder ejemplificar la teórica en casos prácticos y en formas metodológicas de proponer diagnósticos sociales de abordaje, permiten que las propuestas se enriquezcan de la perspectiva colectiva y situacional de cada uno de los que participan de los encuentros.
Desde este marco de trabajo, el Dr. Diego Rivarola, fisiatra de la institución acerco sus conocimientos desde la especificidad de una disciplina médica que debe estar en permanente actualización profesional y en constante aprendizaje individual, como lo plantea en su acercamiento con la temática de la discapacidad: “Aprendí a ver que no es sólo una cadera rota, sino es una persona que tiene una cadera rota” comentaba sobre su mirada en sus primeros trayectos en la temática, con replanteos, aprendizajes y adecuación de su hacer profesional que lo interpelan a ver a la persona desde una mirada integral.
Comentando sus experiencias y como fue modificando su práctica profesional, el doctor realizó un recorrido por las distintos tipos y clasificaciones en discapacidad, destacando que la importancia del diagnóstico es que estos deben permiten abordajes integrales e interdisciplinarios por la diversidad de situaciones dentro de una misma discapacidad que pueden estar condicionadas por los recursos de apoyo recibidos, las adecuaciones de acceso, las situaciones contextuales y sociales que repercuten en cada caso o problema a resolver.
Es aquí importante rescatar la idea de la singularidad de los casos en la medida de que las adaptaciones, apoyos y ajustes necesarios en cada situación a resolver va a depender de esto y no de” recetas” o diagnósticos médicos que sin esta información, limitan y condicionan una intervención adecuada.
De esta manera los distintos clasificadores internacionales de funcionalidad que si bien son números y códigos, pueden dar cuenta de la persona sin caer en el tecnicismo de las etiquetas y diagnósticos, permiten tener información contextual para abordarlos como sujetos que transitan una situación de discapacidad. Estos son dispositivos sociales y legales construidos en la actualidad que no sólo permiten ver a la persona como un todo sino que regulan la adecuación y la modificación de prácticas médicas intervencionistas.
Así como las situaciones de abordajes son particulares, particulares son los objetivos de cada uno de los profesionales que integran los equipos interdisciplinarios, si bien estos parten de la particularidad o perspectiva de intervención propia de su formación, deben procurar consensuar estrategias comunes para situaciones esperadas que le permitan trabajar con estos saberes y miradas parciales del contexto para realizar abordajes integrales.
En este sentido, el Dr. Rivarola comento la importancia de que los acompañantes terapéuticos registren y compartan sus experiencias con los acompañantes, con el resto de los profesionales de los equipos y que el acompañante debe estar informado de lo que ocurre con el acompañado en sus relaciones con los otros profesionales, siendo esto un aprendizaje grupal al interior de los equipos: “El acompañante terapéutico debe estar informado de las situaciones que informan los otros profesionales, debe saber utilizar las historias clínicas que les brinda información importante de la persona.
Es decir, el acompañante terapéutico debe encuadrar su trabajo de intervención determinando un encuadre conceptual que le permita trabajar con metas a corto, mediano y largo plazo y poder socializar estas al interior de los grupos, definiendo funciones y alcances a su propia intervención.
La mirada interdisciplinaria y el consenso de lo escrito que debe circular en los equipos interdisciplinarios permiten “saber a dónde vamos y a donde queremos ir”, la cotidianeidad y los contextos de acompañamiento que tiene el acompañamiento permiten enriquecer a los equipos con información y contenido que no se ve en el consultorio.
Con el disparador “las personas con discapacidad no existen” el Lic. Maximiliano Aguirre, trabajador social, comenzó la segunda parte del encuentro, en consonancia con la idea de habilitar y propiciar la palabra y ver cómo los discursos sociales enraizados en las prácticas pueden determinar el enfoque con el que vamos a proponer trabajar con la persona.
Una dinámica que genero inquietudes y preguntas y movilizo a los asistentes a pensar y trabajar lo que les pasa cuando se vinculan con personas con diversidad funcional, lo que les genera la problemática de la discapacidad, entendiendo que de acuerdo a nuestras prácticas, que responden a determinados modelos- sistemas de creencias-, comprendemos la discapacidad, nos vinculamos de una manera y no de otra con la problemática y con las personas con diversidad funcional.
En este sentido, el licenciado establece que si bien hay una secuencia histórica que nos permite hablar en la actualidad de un modelo social y de un enfoque de derechos en relación a la problemática de la discapacidad y a la persona con diversidad funcional, legislados por la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con discapacidad, hay muchas prácticas y concepciones enclavadas que responden a modelos anteriores como el tradicional o el médico- rehabilitador. Estas representaciones y modos de relacionarse con la discapacidad que repercuten en lo social hay que estar muy atentos porque “no sólo no hay que perderlos de vista, sino que afectan en nuestras intervenciones, a la persona, a la familia y a la sociedad en general”, comentaba el licenciado.
El posicionamiento ideológico de la formación del curso es proponer abordajes , intervenciones y temáticas articuladas y enmarcadas desde un enfoque de derechos y un modelo social de la discapacidad, en consonancia con esto consideramos y proponemos trabajar que este enfoque debe ser parte del encuadre del hacer del Acompañante Terapéutico quien tiene una relación estratégica en cuanto a la problemática de la discapacidad por la cotidianidad y el acceso a informaciones y datos de contextos diversos.
En este sentido, el acompañante desde esta perspectiva inclusiva, puede realizar diagnósticos sociales más adecuados para intervenciones más integrales y pertinentes a la situación a resolver. Este análisis permite ver elementos que antes no se tenían en cuenta en otros modelos limitados al déficit de la persona, que sin duda participan y definen los contextos, como son las representaciones sociales, sistemas de creencias, distintos tipos de organizaciones familiares, lo afectivo, elementos que nos van a permitir hacer un análisis y una interpretación de la situación problema para hacer una intervención adecuada.
Definir un posicionamiento ideológico y conceptual en cuanto a la discapacidad nos brinda perspectivas inclusivas, herramientas y posibilidades de abordajes que interpelan nuestra profesión en todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos.
Ingresando aquí, podes ver más fotografías del encuentro: 2º Módulo del Curso: Especialización en Acompañamiento Terapéutico y Discapacidad.
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