El CUP y APADIM se acercan para abordar una problemática cuyo interés comparten y una realidad que, como institución formadora de comunicadores, nos interpela. Conversamos con Norma Baratta Coordinadora del Programa Socio Laboral y Ester Frola directora de la escuela de nivel medio de APADIM.
Norma Baratta y Ester Frola. Foto CUP. |
Frola: Nosotros tomamos lo que dice la nueva ley de educación secundaria, preparamos jóvenes para integración a la sociedad, para la continuidad de los estudios y para la vida hacia el trabajo. No tenemos ninguna diferencia con cualquier otro secundario si bien nuestros alumnos tienen una discapacidad intelectual que hace que debamos adaptar los programas de estudios, ahí está la diferencia entre un secundario común y un secundario de modalidad especial.
- ¿Cómo continúa su formación o qué actividad realizan cuando concluyen ese ciclo?
Frola: Nosotros hacemos hincapié en la orientación vocacional. Que los alumnos continúen con lo que ellos quieran hacer. Muchos de nuestros jóvenes quieren continuar con un trabajo porque buscan su autonomía y poder aportar a su casa en igualdad de condiciones que el resto. Algunos de nuestros alumnos han decidido desarrollar su veta artística, otros dedicarse al deporte; otros, en función de su trabajo, hacer cursos para mejorar su desempeño, algunos que tienen que ver con diseño gráfico han continuado con eso. No tienen techo.
- Pero en algún momento se rozan con los límites. ¿Quién pone esos límites?
Frola: El interés de cada uno. Algunas veces al límite lo pone el contexto: familiar, social o laboral. Algunas veces el joven decide ponerse su limite, y dice hasta acá llegué, porque algunas veces los beneficios son más altos desde el no puedo que desde el puedo. Nosotros decimos que nuestros alumnos no tienen techo, porque si el sistema educativo dice no se puede, será la profecía auto cumplida y lo más probable es que el alumno no pueda.
- ¿Cómo trabajan con los jóvenes que están insertos laboralmente?
Baratta: Tenemos una metodología de trabajo que tiene que ver con el enfoque de derechos y en los apoyos a la persona con discapacidad relacionados puntualmente con lo que necesita la persona y no excedernos. Esto tiene que ver con un concepto que utilizamos nosotros que es el de “ajustes razonables”, son esos apoyos que realmente necesita y no eso que el contexto o el profesional considera que necesita. Desde esta idea nosotros trabajamos y planificamos con cada uno de los jóvenes y con los distintos actores: la familia, la empresa y los compañeros de trabajo. No es una tarea fácil porque se trabaja a nivel de planificación individual.
- En el CUP los lunes por la tarde se reúne un grupo de jóvenes coordinados por APADIM. ¿Que actividad desarrollan?
Baratta: Son jóvenes que están en empresas hace mucho tiempo, pertenecen a un grupo que se llama Grupo de Desarrollo Socio Laboral. Se reúnen desde hace muchos años, es un grupo de contención y lo han venido construyendo ellos. Se plantea que los miembros vayan resolviendo situaciones problemáticas que les puede suceder en su trabajo a uno hoy y a un compañero la semana próxima. El grupo se auto determina en función de una problemática que es específica, lo que le sucede a todas las personas en situación laboral. Tiene que ver con las relaciones interpersonales, con la autoridad, con la tarea que realizan, con el manejo del dinero, algo que vivimos todas las personas.
Frola: Este grupo tiene una característica particular: algunos están en pasantías educativas, Programa Primer Paso, o planes de entrenamiento de la Nación; hay un grupo que está efectivo en su puesto de trabajo y otros que están sin trabajo, que están en la búsqueda laboral. Sobre esa riqueza de la realidad de cada uno se construye una nueva forma de mirar el empleo y de la problemática que es el empleo; porque un joven que se queda sin trabajo es sostenido por el resto de sus compañeros.
- ¿Cómo ven hoy el abordaje de la discapacidad por parte de la sociedad?
Frola: La persona con discapacidad cambió y se empoderó de su propio proyecto de vida, luego cambió el sistema educativo, hablo más que nada de escuelas especiales. Las escuelas especiales se han abierto y han dejado de ser escuelas de puertas cerradas. Las puertas abiertas no es para salgan las personas sino para que ingrese la sociedad y mire nuestras prácticas. La sociedad ha cambiado en diez años de manera increíble en la mirada a la persona con discapacidad. Socialmente hay una evolución.
- ¿Se trata de un cambio de paradigma?
Frola: Sí, porque la persona ha cambiado. Antes los alumnos eran receptores de un proyecto educativo, hoy los alumnos modifican el proyecto educativo, nos exigen y demandan. La familia ha cambiado, acompaña y ha construido expectativas respecto de sus hijos. Sin expectativa es imposible que la persona se posicione como tal y se haga un lugar en la sociedad. Hoy la familia quiere que sus hijos trabajen, estudien, sean autónomos. Antes la pregunta era qué va a pasar con mi hijo cuando yo no esté, y hoy la pregunta es cómo hago para que lo que tengo que dejarle a mi hijo esté ordenado para que él se haga cargo. Esto se ha dado en los últimos 10 años.
- ¿Cambió también el profesional que trabaja con la persona discapacitada?
Frola: Claro porque antes los profesionales decíamos y nos sentíamos que éramos los mediadores en el derecho y hoy la persona sabe que tiene derechos, el derecho acompañado de la obligación, las dos cosas jugándose en equilibro. Pero desde el discurso yo quiero, yo me merezco, yo necesito. Ya no tienen que buscar un interlocutor que lo haga por ellos. Generalmente lo que se hacia antes era abordar a la persona como mirada desde una Cámara Gesell y todos opinábamos. Ahora la Cámara Gesell se abrió y entre todos construimos ese proyecto. La persona puede llegar hasta que la persona quiera.
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