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Digitalizan textos para universitarios ciegos

Buscan promover la autonomía y evitar la deserción / Se adaptaron 20 mil páginas pertenecientes a 30 cátedras de cinco carreras de la Universidad Nacional de Córdoba.


“La accesibilidad debería estar en la génesis de la política educativa, pero suele estar en el último eslabón”. Jimena López es categórica. Tiene 22 años y una ceguera adquirida a los 3, es alumna de quinto año de la Escuela de Ciencias de la Información (ECI) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la impulsora de un proyecto de digitalización de textos para universitarios ciegos o con baja visión.
“Cuando ingresé en 2006, me encontré con esta realidad. Venía de tener una maestra integradora en el colegio, que transcribía libros en Braille o grababa en audio. Pasé a tener muchísimos materiales y no poder leerlos. La Universidad no tiene soporte alternativo que no sea papel y tinta”,
cuenta Jimena.
Su propia limitación la impulsó a movilizarse por el acceso igualitario a la educación. Se lo comunicó a María Inés Loyola, entonces vicedirectora de Ciencias de la Información.
Y
comenzaron a trabajar. En setiembre de 2008, un equipo de profesores, alumnos, egresados y no docentes de distintas unidades académicas ya avanzaba en la digitalización de materiales de estudio y en la capacitación de universitarios ciegos en el uso de tecnologías.
Consiguieron subsidios y becas y hasta el apoyo de la Embajada de Finlandia. En 2009, casi medio centenar de voluntarios del Programa de Voluntariado Universitario digitalizó más de 400 de textos. Este año van por más.
“El material se sube a una documentoteca, un espacio virtual ( www.redmate.org ). Los usuarios ciegos tienen una contraseña para acceder a los textos desde ahí. Lo que se digitaliza en Córdoba se utiliza en toda América latina”, cuenta Loyola. La ECI trabaja en conexión con la Asociación Civil Tiflonexos (en colaboración con la Universidad de Buenos Aires) y con la Unión de Ciegos de Uruguay. Todos conforman la Red Mate.
Camino de hormiga
20 estudiantes ciegos de Psicología, Comunicación Social, Trabajo Social, Nutrición e Historia, además de una ingresante de Ciencias Económicas y una alumna de Locución en un terciario utilizan los servicios.
“Ahora son 20, pero los estudiantes ciegos son muchos más. El problema es que tienen que acercarse al centro”, dice Jimena. Desde el año pasado, los secretarios estudiantiles y académicos son los encargados de ponerse en contacto con los estudiantes con discapacidad visual.
“Si cualquier alumno tiene apuntes, el ciego también tiene que tenerlos”, dice Jimena.
La UNC no sabe cuántos estudiantes discapacitados recorren sus claustros. No obstante, creó una oficina de inclusión educativa. “No tenemos diagnóstico, ni relevamiento. Mucho menos se sabe cuántos aspiran a ingresar. Es un camino de hormiga. Para conseguir que usen el servicio hacemos difusión mediática e institucional pero, sobretodo, boca a boca”, cuenta.
–¿Por qué es difícil pensar en oportunidades para todos?
–Tiene que ver con una concepción moderna de no aceptar la diversidad, la diferencia. Está muy arraigada la idea de unificar. Todos somos diferentes y tenemos necesidades distintas. Todo está estereotipado, hay bancos para diestros, becas no sé para quiénes... La accesibilidad está en auge, y hay una oficina de inclusión educativa. Empezamos el proyecto cuando la universidad comienza a movilizarse. Queremos hacer visible el tema, problematizarlo.
Combatir la deserción
Jimena pasó tres años procurándose el material para estudiar su carrera. Hasta que se puso en contacto con Pablo Lecuona, creador de Tiflolibros, una biblioteca digital de 30 mil obras en distintos idiomas para ciegos de habla hispana, a la que acceden cuatro mil usuarios.
Ambos coincidían en que una de las principales dificultades para acceder, permanecer y egresar de la universidad eran los apuntes. “Estábamos en la misma sintonía. Si la deserción de los chicos ciegos en la secundaria es alta, se agrava en la Universidad”, dice López.
La chica presentó el proyecto, se sumaron profesores, compañeros, voluntarios y recibieron una financiación del Ministerio de Educación de la Nación. Con el dinero compraron una computadora, un lector de pantalla y un escáner de alimentación automática.
“Empezó como un voluntariado, pero con la idea de institucionalizarlo y poder ampliar la Red Mate con otros centros”, explica Loyola. Jimena agrega: “Aspiramos a establecer acuerdos entre facultades y a que sea una política universitaria. No alcanza con voluntarios, necesitamos contratos, pasantías. No tenemos presupuesto, pero queremos pensarlo junto con la oficina de inclusión educativa”.

Información y cursos
En el Centro de Producción de Materiales de la Escuela de Ciencias de la Información: (0351) 433-4041/46 (interno 115); cordoba@redmate.org o en www.redmate. org . Este año, habrá capacitación en tecnologías para ciegos.
400 textos digitales
En Córdoba, en 2009. Son más de 20 mil páginas de más de 30 cátedras de cinco carreras de la UNC.
La
Red Mate. Tiene disponibles más de mil textos en una plataforma común ( www.redmate.org ).
Cómo se realiza
Apuntes y libros. Se digitalizan con un escáner de alimentación automática y se graban en soporte informático (CD, pendrive, MP3) como archivo de audio con voz sintética. Los ciegos utilizan un software (lector jaws) que reproduce los textos en pantalla.
Trabajo voluntario. El programa que “lee” las páginas al escanearlas lo hace en forma lineal y no selectiva como el ojo. Por ejemplo, lee los encabezados de capítulo en cada página, los números de página y no interpreta símbolos, gráficos ni imágenes. Por ello se necesitan correctores que “limpien” textos, explique gráficos y describan imágenes.

Fuente: la Voz del Interior


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