Por Josefina Blanco Pool
El jueves a la tarde en la plaza central de Santa Cruz, se realizó el acto del principal opositor del gobierno central. La confrontación, el atropello y la impunidad patoterista de un grupo de jóvenes de la juventud cruceña.La tan ponderada hospitalidad del santacruceño si bien no puede opacarse, puede si mostrar una fisura o lado que hasta el momento no habíamos observado en los jóvenes. Es muy notoria la diferencia entre las opiniones de los jóvenes que apoyan a Evo Morales, o el joven que apoya el cambio de las políticas del MAS, sin ser militante del mismo, que el joven participante, simpatizante del candidato Manfred Villa. Lejos de caer en el lugar de la ideología participativa o doctrinaria de algunos de los partidos, sin menoscabarla pero sin adentrándonos en la misma, podemos ver claramente estas diferencias; por un lado visualmente están un grupo de jóvenes, autoconvocados en su mayoría y aquellos pertenecientes a sindicatos y gremio sociales, quienes compartían en términos fraternales con todos el “encuentro democrático” como fue catalogado el acto del MAS.
Esto podía verse en todos y cada uno de los autoconvocados y grupos organizados, familias, niños, mujeres, jovenes universitarios; toda una reunión de colores, saberes y culturas; de creencias y de ovaciones casi paternalistas al presidente Evo Morales Ayma. Una fiesta popular, originaria, revolucionaria y pacífica.
¿Qué pudimos observar en la plaza 24 de septiembre, en el acto del político de Manfred Villa Reyes?
Recorrer la plaza principal de Santa Cruz en la espera del candidato presidencial, fue en un clima totalmente diferente al acto del movimiento del MAS. Las diferencias claves estuvieron marcadas por una menor cantidad de público partipantes, en su mayoría jóvenes y adolescentes nucleadas o identificadas con remeras partidarias o en la línea de la juventud cruceña.
En este recorrido pudimos observar en cada una de las esquinas de la plaza, grupos de jóvenes repartiendo banderas partidarias, panfletos y calcomanías del candidato a presidente del Plan para El progreso de Bolivia, Manfred Villas Reyes.
Lo particular de la actitud de estos grupos fue la clara posición, tal como el panóptico de Foucault, del espacio, las personas participantes o interesados en asistir al acto y de los puestos de venta de los collas alrededor de la plaza. Trabajadores que fueron desplazados de la plaza y de sus alrededores por personal encargado de la organización del acto. Una clara situación de delimitar el espacio publico, negar el derecho a trabajar, siendo echados sin miramientos: su condición Colla y originaria no era bienvenida.
Otro hecho que permite dimensionar esta actitud controladora y de cuasi inteligencia de estos grupos y la impunidad con la que actúan, y desmontar la clara postura radicalizada y hostil es la propia experiencia.
El grupo Juventud Cruceña y la hostilidad con la prensa argentina.
Luego de realizar un recorrido por la ciudad, partimos dispuestos a cubrir el acto de Manfred en la plaza central; ya llegando a una de las esquinas de entrada a la plaza 24 de septiembre, uno de nuestros compañeros se quitó la Wipala (símbolo de la plurinacional de etnias, simbología del partido del MAS) que llevaba en su cuello.
Consideramos que era un símbolo que quizás provocaría confrontación con los simpatizantes opositores del MAS que se encontraban concentrados en la plaza, y teniendo respeto por esto y la libertad de expresión de este movimiento; nuestro compañero la guardo en su bolsillo.
Como periodistas extranjeros que íbamos a cubrir el acto partidario, consideramos que esta actitud era la adecuada para no generar susceptibilidades y evitar complicaciones.
Ya adentrándonos al interior de la plaza (una plaza con calles empedradas, con una hermosa iglesia, muy parecida a la plaza San Martín de la ciudad de Córdoba), hicimos el registro de un par de imágenes, haciendo un primer recorrido para tener las primeras impresiones y poder visualizar algunos dirigentes de las agrupaciones presentes partidarias al candidatos o ciudadanos simpatizantes, para realizar algunas entrevistas y conocer sus opiniones.
Habíamos organizado la jornada laboral de la misma manera que realizamos la cobertura del Movimiento Al Socialismo; presenciar el acto, entrevistar a las agrupaciones y ciudadanos presentes, dar una visón general del por qué Manfred Villas Reyes debe ser elegido como presidente del país andino.
Lamentablemente nada de esto pudo realizarse. ¿Qué fue lo que sucedió? Un grupo de 20 jóvenes con remeras de la agrupación juventud cruceña en medio de la plaza, nos acorralaron, indagando nuestra procedencia, porque estábamos allí y si llevábamos con nosotros una Wipala. Algo bastante curioso para nosotros, ya que como comentaba, no solo guardamos la Wipala antes de entrar ala plaza, sino que además había pasado bastante tiempo de aquella situación; simplemente que había pasado? No sólo nos “identificaron”, nos “rastrearon” en una plaza concurrida, y nos “interceptaron pidiéndonos explicaciones.
Frente a esta situación tensa, les comentábamos que éramos de Argentina y que nuestro trabajo era cubrir las elecciones nacionales y que nuestra acreditación de prensa la obtendríamos en La Paz; que habíamos estado en el acto del MAS el día anterior y no habíamos tenido ningún inconveniente.
Ante esto, la respuesta fue categórica y con un tono de bastante ofuscación “vayan entonces a cubrir a La paz, acá no. Sin acreditación no van a estar en esta plaza”. Reiteramos nuestra profesión, nuestra situación y del trabajo que estábamos realizando viniendo desde Argentina para poder cubrir las elecciones nacionales; sin embargo la actitud fue la misma intolerancia de este sector juvenil.
Nos quedamos un rato mas en la plaza, pero la presión discursiva y hasta corporal que recibimos de este “grupo de jóvenes santa cruceños” nos obligaron a retirarnos del lugar.
Con la bronca latente, con la sensación clara y real de haber sido censurados y apretados por este grupo de inteligencia, optamos por resguardar nuestra integridad física, para evitar mayores conflictos y retirarnos.
Confieso que no fue fácil retirarnos, la impunidad, la impotencia vivida y la negación de tener el derecho de transitar en un espacio publico como la plaza, sumado a la crispación del trato, hizo que nuestra actitud diríamos “revolucionaria- conflictiva” según la mirada de estos jóvenes, de quedarnos allí, fuera analizada por todos quienes nos sentimos vulnerables pero a la vez queríamos valer nuestro derecho como personas y luego como profesionales.
Luego de estas sensaciones y ya convencidos que la partida de la plaza fue la mejor opción de protección que teníamos; recordábamos lo sucedido a un colega cordobés quien fue agredido brutalmente por este grupo de “jóvenes santacruceños” cuando realizó en el año 2008 el informe del conflicto y masacre de Pando.
El atropello, la inseguridad y la impunidad fueron reales, visibles y contundentes.
El “Camba”, el “Colla”. Dos países en uno.
Las fracciones ideológicas al interior de Santa Cruz, muestran claramente la division ideológica y de pertenencia con la cual se identifican los jóvenes santacruceños. Por un lado los collas, los jóvenes de clase media santa cruceños que buscan la pacificación, la convivencia cultural y la inclusión de todos, bregando por la plurinacionalidad en la construcción del país; por otro los autodenominados “cambas” que se distancian de los “indios, los bolivianos, de los collas”, grandes grupos de familias oligárquicas y de mucho poder que defienden la autonomía de regular todas las funciones municipales sin reparo ni control del Estado nacional. Estos grupos que conforman la media luna oriente proclaman la separación y entienden que las divisiones al interior del país son necesarias a nivel económico, social y cultural.
Intentar proponer un registro de la experiencia, de lo analizado, lo visto, en estos días puede quizás sintetizarse en las voces de los ciudadanos santacruceños.
Ana María, artesana, “tanto hemos luchado que por fin se están dando los logros, luego de muchas marchas, detenciones... en este proceso de cambio la mayoria de los barrios populares de los pueblos, que antes estabamos abandonados, ahora estamos representados porque tenemos un padre de la Patria (Evo Morales). Estamos incluidlos como ciudadanos.
¿Qué pudimos observar en la plaza 24 de septiembre, en el acto del político de Manfred Villa Reyes?
Recorrer la plaza principal de Santa Cruz en la espera del candidato presidencial, fue en un clima totalmente diferente al acto del movimiento del MAS. Las diferencias claves estuvieron marcadas por una menor cantidad de público partipantes, en su mayoría jóvenes y adolescentes nucleadas o identificadas con remeras partidarias o en la línea de la juventud cruceña.
En este recorrido pudimos observar en cada una de las esquinas de la plaza, grupos de jóvenes repartiendo banderas partidarias, panfletos y calcomanías del candidato a presidente del Plan para El progreso de Bolivia, Manfred Villas Reyes.
Lo particular de la actitud de estos grupos fue la clara posición, tal como el panóptico de Foucault, del espacio, las personas participantes o interesados en asistir al acto y de los puestos de venta de los collas alrededor de la plaza. Trabajadores que fueron desplazados de la plaza y de sus alrededores por personal encargado de la organización del acto. Una clara situación de delimitar el espacio publico, negar el derecho a trabajar, siendo echados sin miramientos: su condición Colla y originaria no era bienvenida.
Otro hecho que permite dimensionar esta actitud controladora y de cuasi inteligencia de estos grupos y la impunidad con la que actúan, y desmontar la clara postura radicalizada y hostil es la propia experiencia.
El grupo Juventud Cruceña y la hostilidad con la prensa argentina.
Luego de realizar un recorrido por la ciudad, partimos dispuestos a cubrir el acto de Manfred en la plaza central; ya llegando a una de las esquinas de entrada a la plaza 24 de septiembre, uno de nuestros compañeros se quitó la Wipala (símbolo de la plurinacional de etnias, simbología del partido del MAS) que llevaba en su cuello.
Consideramos que era un símbolo que quizás provocaría confrontación con los simpatizantes opositores del MAS que se encontraban concentrados en la plaza, y teniendo respeto por esto y la libertad de expresión de este movimiento; nuestro compañero la guardo en su bolsillo.
Como periodistas extranjeros que íbamos a cubrir el acto partidario, consideramos que esta actitud era la adecuada para no generar susceptibilidades y evitar complicaciones.
Ya adentrándonos al interior de la plaza (una plaza con calles empedradas, con una hermosa iglesia, muy parecida a la plaza San Martín de la ciudad de Córdoba), hicimos el registro de un par de imágenes, haciendo un primer recorrido para tener las primeras impresiones y poder visualizar algunos dirigentes de las agrupaciones presentes partidarias al candidatos o ciudadanos simpatizantes, para realizar algunas entrevistas y conocer sus opiniones.
Habíamos organizado la jornada laboral de la misma manera que realizamos la cobertura del Movimiento Al Socialismo; presenciar el acto, entrevistar a las agrupaciones y ciudadanos presentes, dar una visón general del por qué Manfred Villas Reyes debe ser elegido como presidente del país andino.
Lamentablemente nada de esto pudo realizarse. ¿Qué fue lo que sucedió? Un grupo de 20 jóvenes con remeras de la agrupación juventud cruceña en medio de la plaza, nos acorralaron, indagando nuestra procedencia, porque estábamos allí y si llevábamos con nosotros una Wipala. Algo bastante curioso para nosotros, ya que como comentaba, no solo guardamos la Wipala antes de entrar ala plaza, sino que además había pasado bastante tiempo de aquella situación; simplemente que había pasado? No sólo nos “identificaron”, nos “rastrearon” en una plaza concurrida, y nos “interceptaron pidiéndonos explicaciones.
Frente a esta situación tensa, les comentábamos que éramos de Argentina y que nuestro trabajo era cubrir las elecciones nacionales y que nuestra acreditación de prensa la obtendríamos en La Paz; que habíamos estado en el acto del MAS el día anterior y no habíamos tenido ningún inconveniente.
Ante esto, la respuesta fue categórica y con un tono de bastante ofuscación “vayan entonces a cubrir a La paz, acá no. Sin acreditación no van a estar en esta plaza”. Reiteramos nuestra profesión, nuestra situación y del trabajo que estábamos realizando viniendo desde Argentina para poder cubrir las elecciones nacionales; sin embargo la actitud fue la misma intolerancia de este sector juvenil.
Nos quedamos un rato mas en la plaza, pero la presión discursiva y hasta corporal que recibimos de este “grupo de jóvenes santa cruceños” nos obligaron a retirarnos del lugar.
Con la bronca latente, con la sensación clara y real de haber sido censurados y apretados por este grupo de inteligencia, optamos por resguardar nuestra integridad física, para evitar mayores conflictos y retirarnos.
Confieso que no fue fácil retirarnos, la impunidad, la impotencia vivida y la negación de tener el derecho de transitar en un espacio publico como la plaza, sumado a la crispación del trato, hizo que nuestra actitud diríamos “revolucionaria- conflictiva” según la mirada de estos jóvenes, de quedarnos allí, fuera analizada por todos quienes nos sentimos vulnerables pero a la vez queríamos valer nuestro derecho como personas y luego como profesionales.
Luego de estas sensaciones y ya convencidos que la partida de la plaza fue la mejor opción de protección que teníamos; recordábamos lo sucedido a un colega cordobés quien fue agredido brutalmente por este grupo de “jóvenes santacruceños” cuando realizó en el año 2008 el informe del conflicto y masacre de Pando.
El atropello, la inseguridad y la impunidad fueron reales, visibles y contundentes.
El “Camba”, el “Colla”. Dos países en uno.
Las fracciones ideológicas al interior de Santa Cruz, muestran claramente la division ideológica y de pertenencia con la cual se identifican los jóvenes santacruceños. Por un lado los collas, los jóvenes de clase media santa cruceños que buscan la pacificación, la convivencia cultural y la inclusión de todos, bregando por la plurinacionalidad en la construcción del país; por otro los autodenominados “cambas” que se distancian de los “indios, los bolivianos, de los collas”, grandes grupos de familias oligárquicas y de mucho poder que defienden la autonomía de regular todas las funciones municipales sin reparo ni control del Estado nacional. Estos grupos que conforman la media luna oriente proclaman la separación y entienden que las divisiones al interior del país son necesarias a nivel económico, social y cultural.
Intentar proponer un registro de la experiencia, de lo analizado, lo visto, en estos días puede quizás sintetizarse en las voces de los ciudadanos santacruceños.
Ana María, artesana, “tanto hemos luchado que por fin se están dando los logros, luego de muchas marchas, detenciones... en este proceso de cambio la mayoria de los barrios populares de los pueblos, que antes estabamos abandonados, ahora estamos representados porque tenemos un padre de la Patria (Evo Morales). Estamos incluidlos como ciudadanos.
Rubén Ortiz Rivero se apuro para separarse de su nacionalidad. “Yo soy camba, no tengo nada de boliviano, nosotros no tenemos nada que ver con los collas, somos conquistadores, no conquistados. Somos dos razas distintas. Nunca nos vamos a unir”. “Este proceso esta dirigido por ellos, los del occidente y este indio (Evo Morales) es un resentido social. No lo queremos ni ver. Nosotros queremos autogobernarnos, que nuestras riquezas queden sólo para bien de Santa Cruz.”
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