Verónica Vanadía, activista de la organización Acceso Ya! e incansable promotora cultural cordobesa, falleció ayer tras una serie de complicaciones derivadas de una intervención quirúrgica. Tenía 35 años y una vasta trayectoria en la defensa de los derechos de los discapacitados motrices: desde su silla de ruedas, trabajó con un entusiasmo único en la vinculación de los reclamos de accesibilidad con la producción artística local. Su muerte provocó una consternación especial, ya que también desde su puesto de trabajo en el Centro Cultural España Córdoba se relacionó con artistas, gestores y productores, muchos de los cuales asistieron ayer a su velatorio en el barrio Cerro de las Rosas. La estrecha relación que Verónica había construido con sus compañeros de Acceso Ya! y con músicos, actores, pintores y escritores se vio reflejada en la emocionante ceremonia de despedida de sus restos. Verónica había decidido someterse a una operación que mejoraría su calidad de vida y le daría mayor independencia: esa había sido también la lucha de su vida. Tras la intervención, su estado de salud se complicó, y después de varios días de estar en coma, sobrevino el peor de los finales. Sus amigos le dejaron decenas de mensajes en su sitio de Facebook: la artista Indira Montoya, por ejemplo, expresó: “Uno debería tener presente esta fuerza siempre. Grandísimo ejemplo para todos”. Dueña de una sonrisa a prueba de una ciudad demasiado hostil para su silla de ruedas, dejó su huella en muchas de las rampas que se instalaron en Córdoba. Sería injusto no reconocer que, con Verónica, esa misma ciudad ha ganado una lucha.
Adiós a una pionera de la accesibilidad
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