Desde hace 16 años, Aces trabaja en Jesús María para evitar la propagación del virus entre los jóvenes. Son alrededor de 90 chicos de 11 a 20 años, de distintos sectores sociales. La mayoría son estudiantes secundarios, aunque algunos están en los últimos años de la primaria o empezando la Universidad o haciendo las primeras armas en el mundo del trabajo. Son adolescentes que llegan haciendo ruido, con sus mochilas al hombro, piercings, aritos y los ojos chispeantes. Como casi todos los de su generación, no tienen pelos en la lengua. Y se nota que saben de lo que hablan. Pueden recitar sin repetir y sin soplar las vías de transmisión del virus del sida; saben de memoria la diferencia entre estar infectado con el VIH y tener sida, y la importancia de hacerse el test; conocen el riesgo que implica tener sexo sin preservativo y cómo el alcohol y las drogas nublan la conciencia en los momentos clave; saben perfectamente (chicos y chicas) cómo se pone un forro, aunque muchos todavía no tuvieron relaciones sexuales. Y no ahorran énfasis al asegurar que no es lo mismo tener sexo que hacer el amor. Ellos son “Adolescentes contra el Sida”, o Aces, como les gusta llamarse, y como todo el mundo los conoce en Jesús María, la ciudad cordobesa donde el grupo nació hace 16 años, por iniciativa del bioquímico Ignacio Aguirre, su coordinador desde entonces. Llegan de la mano de hermanos mayores, de amigos, de primos, y se quedan. Se juntan todos los viernes a la nochecita en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento, sobre la calle principal, en las mismas aulas en las que surgió el grupo en 1992 y que, desde entonces, se ganó el lugar de ser representante de la prestigiosa Fundación Huésped en el centro del país.
Anteayer, los chicos de Aces estuvieron haciendo lo suyo en el complejo San Cayetano, de Villa Allende. Foto: LaVoz / Sebastián Salguero
En esos encuentros, con el apoyo de “Nacho”, ex presidente de la Sociedad Argentina de Sida en Córdoba, aprenden sobre el VIH-sida y cómo evitar su transmisión. “Vemos publicidades o material que sale en los medios sobre el sida, y lo analizamos, y también planteamos nuestras inquietudes y nos sacamos las dudas”, dice Rosario, de 16 años y miembro del grupo desde hace varios años. Es que el VIH es transversal a montones de cuestiones que forman parte, por estos días, del complejo universo adolescente, como el sexo, el alcohol, las drogas, el embarazo a edades tempranas. Y ninguno de esos temas se soslaya en las reuniones.
Entre pares, más confianza. En los encuentros, los chicos también se forman para llevar el mensaje a sus pares, el grupo etáreo en mayor riesgo de infectarse, según Onusida. La entidad alerta que la edad de mayor incidencia de la infección es entre los 15 y 24 años. “Es la etapa en la que las relaciones sexuales son más frecuentes, y en la que la inmadurez de los genitales, en particular femeninos, favorece biológicamente el riesgo de infección”, explica Aguirre. “Y, aparte, es cuando se sienten omnipotentes e invulnerables, y que nada les puede pasar, cuando en realidad es todo lo contrario”, advierte. Por eso, desde el nacimiento de Aces, sus integrantes trabajan para informar y concientizar a otros chicos sobre los riesgos y la necesidad de usar preservativo en todas las relaciones sexuales. Lo hacen a través de charlas que dan en las escuelas; con una obra de teatro –Por ser humanos– que representan y que ellos mismos montaron con ayuda de profesores de teatro; hablando en cada espacio que les dan en la tele o la radio locales; y aprovechando la plaza del pueblo para repartir folletos (impresos con ayuda del municipio local) y preservativos. “El grupo se creó con la idea de que fuéramos los mismos adolescentes los que habláramos con nuestros pares, porque así el mensaje tiene una llegada diferente que cuando es un adulto el que explica”, cuenta Mariana, ex integrante del grupo original, que ahora tiene 32 años, está casada y tiene dos hijos. “Es mucho más fácil porque hablamos el mismo idioma, y todo el mundo se anima a preguntar lo que realmente quiere saber”, dice “Maxi”, 17 años, ojos claros y, según promete, futuro arquitecto, que informa que las actividades no se limitan a Jesús María, sino que también van a otras ciudades de la provincia. “Estamos por todos lados”, dice con orgullo. De todos modos, los chicos de Aces no son santos, ángeles ni moscas blancas que están al margen de las salidas, los boliches, el sexo casual o el consumo de alcohol y sustancias. “Pero es como que en el grupo se aprende a ver la vida de otra forma, a ponerse uno mismo límites en un mundo que no te los pone”, afirma Gonzalo. “Es tener herramientas para manejarnos con responsabilidad”, asegura otro. “Para querernos”, acota “Pachi”, que ahora tiene 16 y se coló en Aces a los 10. “Y concientizarnos para tener más opciones”, agrega Camila, también de 16. Como resultado de eso, tanto los ex integrantes de Aces como los actuales, aseguran que entre ellos el inicio de las relaciones sexuales suele ser más tardío y que, cuando lo hacen, se cuidan, en una conducta similar a la que se logra en las escuelas donde se imparte educación sexual a edades tempranas, una asignatura aún pendiente en la provincia.
Contacto: aces@coop5.com.ar. Tel: (03525) 42-0407. Internet: http://www.aces.org.ar/ . Fuente: La Voz del Interior.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario