Este es un artículo publicado originalmente en la revista El Cisne, sobre el altísimo índice de abortos en España en casos de sindrome de down. Fuente: Periódico El Cisne. También les dejamos la fuente del artículo original en El País:El aborto hace caer el síndrome de Down
¿Primer mundo?
Según un artículo publicado por el periódico madrileño El Mundo, el 95% de las mujeres españolas aborta cuando se detecta la alteración cromosómica que da origen al síndrome de Down. El número de nuevos casos se ha reducido más del 50% desde 1980.
El informe periodístico se presentó en oposición a la reciente afirmación de Sarah Palin, candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos, quien a pesar de que las pruebas prenatales detectaron la anomalía, decidió seguir con el embarazo, lo que representa una excepción a la tendencia general manifestada en el primer mundo.
A partir de las mejoras técnicas en diagnóstico prenatal y la aprobación de la actual Ley del Aborto española, se ha registrado una notable disminución de nacimientos de portadores de esta condición. En 2006 se registraron un 56% menos de casos que en 1980. Este descenso ha sido aún más drástico en el caso de los bebés cuyas madres son mayores de 35 años: un 85% menos. Estos datos proceden del Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC).
Debido a que las madres en edad de riesgo acceden sistemáticamente a la realización de una amniocentesis (la prueba diagnóstica más certera, pero también invasiva y riesgosa), al conocer el resultado positivo la mayoría de ellas (el 95%) opta por la interrupción voluntaria del embarazo.
Pero los datos arrojados por el ECEMC muestran también una tendencia a la baja de nacimientos de niños con la alteración de madres menores de 35 años.
Según Jesús Flórez, asesor científico de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria, la interrupción voluntaria del embarazo está conduciendo a una tasa de uno por cada 1.000 nacimientos en muchos países.
Por su parte, María Luisa Martínez Frías, directora de este estudio y experta en la temática, recalcó el espectacular descenso que han experimentado todas las anomalías congénitas desde 1980, y que según su entender, “estamos buscando el hijo perfecto”. Similar es la opinión de María Orera, directora médica de Laboratorios Circagen, quien indicó que en las últimas tres décadas se ha realizado el diagnóstico prenatal de síndrome de Down, pero la tecnología permite detectar muchas anomalías más: “ahora podemos identificar 50 enfermedades genéticas a partir de la amniocentesis; dentro de cinco años podremos llegar a 200 y, en 15, a lo mejor las abarcamos todas”, augura. Siguiendo con este razonamiento y teniendo en cuenta que en la práctica la totalidad de las mujeres decide abortar cuando se detecta una malformación, cree que “puede ser que llegue un momento en que no nazcan niños”, interpelando a la sociedad y al mundo científico sobre quién establece los límites dentro de esta tendencia.
Para Orera se ha perdido el objetivo primario del diagnóstico prenatal y hay que desvincularlo de la interrupción voluntaria del embarazo, ya que “se trata de proporcionar una información útil. Su fin último no es acabar con las enfermedades genéticas, ya que esto tendría connotaciones eugenésicas”.
Con este controversial informe ha salido a la luz la gran paradoja de estas sociedades, ya que el aumento de la aceptación social de las personas con esta alteración cromosómica se produjo en forma paralela al incremento de su esperanza de vida, pero también del número de padres que deciden abortar al confirmar el diagnóstico.
¿Primer mundo?
Según un artículo publicado por el periódico madrileño El Mundo, el 95% de las mujeres españolas aborta cuando se detecta la alteración cromosómica que da origen al síndrome de Down. El número de nuevos casos se ha reducido más del 50% desde 1980.
El informe periodístico se presentó en oposición a la reciente afirmación de Sarah Palin, candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos, quien a pesar de que las pruebas prenatales detectaron la anomalía, decidió seguir con el embarazo, lo que representa una excepción a la tendencia general manifestada en el primer mundo.
A partir de las mejoras técnicas en diagnóstico prenatal y la aprobación de la actual Ley del Aborto española, se ha registrado una notable disminución de nacimientos de portadores de esta condición. En 2006 se registraron un 56% menos de casos que en 1980. Este descenso ha sido aún más drástico en el caso de los bebés cuyas madres son mayores de 35 años: un 85% menos. Estos datos proceden del Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC).
Debido a que las madres en edad de riesgo acceden sistemáticamente a la realización de una amniocentesis (la prueba diagnóstica más certera, pero también invasiva y riesgosa), al conocer el resultado positivo la mayoría de ellas (el 95%) opta por la interrupción voluntaria del embarazo.
Pero los datos arrojados por el ECEMC muestran también una tendencia a la baja de nacimientos de niños con la alteración de madres menores de 35 años.
Según Jesús Flórez, asesor científico de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria, la interrupción voluntaria del embarazo está conduciendo a una tasa de uno por cada 1.000 nacimientos en muchos países.
Por su parte, María Luisa Martínez Frías, directora de este estudio y experta en la temática, recalcó el espectacular descenso que han experimentado todas las anomalías congénitas desde 1980, y que según su entender, “estamos buscando el hijo perfecto”. Similar es la opinión de María Orera, directora médica de Laboratorios Circagen, quien indicó que en las últimas tres décadas se ha realizado el diagnóstico prenatal de síndrome de Down, pero la tecnología permite detectar muchas anomalías más: “ahora podemos identificar 50 enfermedades genéticas a partir de la amniocentesis; dentro de cinco años podremos llegar a 200 y, en 15, a lo mejor las abarcamos todas”, augura. Siguiendo con este razonamiento y teniendo en cuenta que en la práctica la totalidad de las mujeres decide abortar cuando se detecta una malformación, cree que “puede ser que llegue un momento en que no nazcan niños”, interpelando a la sociedad y al mundo científico sobre quién establece los límites dentro de esta tendencia.
Para Orera se ha perdido el objetivo primario del diagnóstico prenatal y hay que desvincularlo de la interrupción voluntaria del embarazo, ya que “se trata de proporcionar una información útil. Su fin último no es acabar con las enfermedades genéticas, ya que esto tendría connotaciones eugenésicas”.
Con este controversial informe ha salido a la luz la gran paradoja de estas sociedades, ya que el aumento de la aceptación social de las personas con esta alteración cromosómica se produjo en forma paralela al incremento de su esperanza de vida, pero también del número de padres que deciden abortar al confirmar el diagnóstico.
2 comentarios:
Este tipo de noticias de verdad me deprimen, es que lo diferente no tiene derecho de existir?
¿Debemos acabar con una vida solo porque nos traerá dificultades?
Probablemente muchos padres, que llamo sin temor, irresponsables; se justifican diciendo que no deben traer un hijo al mundo si no va a ser aceptado por la sociedad; sin embargo, los primeros en no aceptarlo son ellos mismos.
Sin palabras.
Publicaré un enlace a esta entrada en mi blog.
Gracias a APADIM, Córdoba, vengo a enterarme de esta lamentable noticia.
En resumen "gracias" a la amniocentesis, una prueba prenatal, es posible detectar varias condiciones, entre ellas el Síndrome de Down, por lo que el 95% de las madres que obtienen positivo para esta característica, deciden abortar a sus hijos.
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