Algunas Cifras
Actualmente, existen más de 500 millones de personas que sufren algún tipo de discapacidad mental, física o sensorial, independientemente, del lugar del mundo en el que se encuentren, sus vidas están limitadas muy a menudo por obstáculos físicos o sociales. De estos porcentajes, aproximadamente un 80% de la población mundial con discapacidad vive en países en desarrollo
Realidad y Compromiso.
Dentro de la sociedad en la cual con-vivimos existen temas pendientes que no se tratan con la debida importancia. Palabras como democracia, derechos e igualdad se nos presentan diariamente con recurrente insistencia a través de diversos medios, lo que finalmente logra que de tanto nombrarlas se vuelven superfluas y pierden su verdadero sentido.
El tema de la diversidad no es ajeno a esta realidad y es preciso reflexionar sobre ella, interiorizarla, en pos de contribuir a desentrañar su verdadera significación, lo cual constituye un desafío.
Cada persona es dueña de una identidad que la configura y la hace única, original e irrepetible, identidad que es valiosa desde el momento en que se comparte y complementa con las demás .
Lo diverso muchas veces genera sentimientos encontrados dependiendo de quien lo experimente, atracción, compasión , rechazo, entre otros, sentimientos todos estos que son punto de partida para la estigmatización y discriminación de lo diferente. El desafío que debe convocarnos entonces es pensar la diversidad como una dimensión propia de lo social considerando a la misma como un valor que enriquece y hace avanzar a la sociedad , como un potencial que permite reinventar los lazos sociales.
De esta manera, las categorías que construimos en nuestra vida cotidiana no están predeterminadas desde la naturaleza de cada ser humano, son tipificaciones que realizamos con la finalidad de economizar esfuerzos en las relaciones que emprendemos con los demás, como una manera de saber como tratar al otro por encontrarse dentro de un grupo específico. Sin embargo esta es una realidad que debe ir acompañada de una concepción más profunda: no reducir al individuo a un conjunto de rasgos y características, sino permitirnos valorarlo desde toda su dimensión como persona.
La diversidad y la discapacidad
El tema de la discapacidad desde la diversidad no escapa a esta concepción, entra en este marco social y no debe considerarse de manera mejor o peor que otras problemáticas, sino como una realidad que forma parte de lo social. Dentro de este panorama es positivo hablar de apoyos, lo cual permite identificar a estas personas no por lo que carecen sino por las potencialidades y capacidades, procurando su inclusión y participación en diferentes contextos sociales.
Para ello es fundamental que las instituciones sociales, como espacios donde se construyen identidades, se hagan eco de esta perspectiva, asumiendo y comprendiendo lo diverso, como forma de avanzar hacia la igualdad de oportunidades y hacia la afirmación de las diferencias como potencial. Porque todos formamos parte de una misma comunidad y por lo tanto somos responsables de la manera en que decidimos crear los lazos sociales.
La forma en que somos capaces de mirar y relacionarnos con el otro incide fuertemente en la forma de construir una sociedad mejor, imbuida de valores como el respeto a la pluralidad, la tolerancia y la aceptación hacia los demás.
Lograr comprometerse con la perspectiva de la diversidad no es tarea fácil, pero es imprescindible para poder hablar de una auténtica con-vivencia y de una sociedad más saludable.
La diferencia esta en el trato
- Muchas veces por temor o vergüenza, la gente no se anima a hablar con personas con discapacidad o bien actúan de manera diferente a como lo harían con otras personas. Si tratamos a alguien de manera ‘diferente’ es porque así lo estamos considerando.
- El déficit intelectual o cognitivo que una persona puede tener no le impide relacionarse, expresarse, escuchar, entender y dialogar con otras personas
Igual que todos, las personas con discapacidad se identifican siendo trabajadores, artistas, deportistas, padres, hijos, amigos. Por esa razón no hay que tratarlos (ni imaginarlos) como “discapacitados”.
- La discapacidad (intelectual, motriz, sensorial o social) existe, pero sólo como una característica más de otras personas.
- La discapacidad no es motivada solamente por una disfunción biológica o física de la persona sino también por un entorno social que no está preparado para adaptarse a la realidad y necesidades de cada individuo
- Si no se entiende lo que dice una persona con discapacidad porque tiene dificultades con el lenguaje, hay que pedirle que repita.
- Al dialogar con una persona con problemas cognitivos tratar de expresarse de manera simple.
- La persona con discapacidad no es mejor ni peor que cualquiera. Simplemente es una persona.
- Un adulto con discapacidad intelectual no es un niño sino un adulto que merece ser tratado como tal.
La discapacidad no es algo que le sucede a otro, porque depende del entorno, de las reglas de juego, de las barreras arquitectónicas, de la igualdad de oportunidades, del trato.
3 de diciembre: Día Internacional de las Personas con Discapacidad
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