A partir de la semana próxima, los chicos de la revista La Luciérnaga usarán uniforme: a la credencial con su foto que solían llevar colgada, se le añadirá ahora un chaleco identificatorio. Algunos serán azules y otros rojos. ¿El objetivo? Que los chicos que trabajan para la publicación se diferencien de los falsos vendedores que andan por la zona céntrica fingiendo que venden la revista y arrebatan objetos personales de quienes se encuentran en los bares o en los negocios de las cuadras de la peatonal.
La ola de arrebatos que se viene registrando desde hace tiempo en el centro fue reconocida y denunciada ayer por el mismo titular de la fundación La Luciérnaga, Oscar Arias.
“Hay un modus operandi en el centro que, la verdad, nos caga la vida desde comienzos de año y que se incrementó ahora. Es gente que se hace pasar por vendedores y arrebatan cosas”, comentó ayer Arias. Y agregó: “Ya tuvimos varias denuncias de ese tipo. Por eso, a partir de ahora, los chicos van a andar con chalecos identificatorios”.
El miércoles al atardecer se produjo un arrebato de este tipo en una agencia de viajes, según informaron sus propios dueños.
“Estábamos trabajando y entró un chico a vender la revista. Tenía varios ejemplares en la mano. Se le dijo que ‘no teníamos plata’. Pero insistió y apoyó las revistas en el escritorio. Cuando las levantó, aprovechó y se robó un celular y un estuche con lentes”, indicó Diego Chávez.
El local está ubicado en Rosario de Santa Fe 264, entre Alvear y Chacabuco. “Cuando nos dimos cuenta, ya se había ido. Es la segunda vez que nos pasa. Llamamos a ese teléfono y atendió alguien que pidió dinero a cambio para devolverlo. Le ofrecimos 50 pesos, pero no quiso”, acotó Mirta, socia de la agencia.
La mujer no supo precisar si el supuesto vendedor llevaba un carné identificatorio.
Si bien el caso no fue denunciado a la Policía, fuentes de la fuerza reconocieron que “ya se escucharon varios reclamos por hechos de ese tipo” en el centro.
Campaña propia. La revista La Luciérnaga funciona desde hace años en Córdoba y su principal objetivo es darles trabajo a los chicos de la calle. Con la venta de cada ejemplar, los jóvenes cobran un porcentaje de comisión. Hoy es una ONG.
A raíz de una serie de arrebatos ocurridos tiempo atrás y cometidos por jóvenes que andaban con ejemplares de esa publicación bajo el brazo, Arias dispuso que cada uno lleve una credencial identificatoria con foto y el nombre de cada uno.
Y para mayor resguardo de la propia fundación, Arias fue más allá. Dispuso que la Policía que del Cabildo (el Cuerpo de Vigilancia Especial) tenga un padrón con todos los chicos y jóvenes que venden la revista. Ese registro tiene foto y nombre.
¿Qué ocurre entonces? Arias sospecha que algunos vendedores de la revista “tercerizarían” la comercialización a otros jóvenes no autorizados para esa tarea. Al parecer, estas personas serían los autores de arrebatos de celulares, billeteras y otros objetos de poco tamaño.
“Nos hemos dado con chicos que ‘tercerizaban’ la venta y les dimos un patadón en el traste y los sacamos de la fundación”, remarcó Arias, preocupado.
Señaló que la Policía está al tanto de esta situación y controla a los vendedores. Según fuentes de la fundación, a veces los controles son “abusivos”. “Pero la idea es que los chicos estén bien identificados, con la credencial a la vista. Y por los arrebatos, van a salir ahora con chalecos rojos y azules”, dijo Arias.
El titular de la fundación incluso invitó a quienes han sido víctimas de arrebatos para que vayan a la entidad a observar el padrón con fotos para ver si reconocen a quienes le han robado.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/defaultak.asp?edicion=/07/10/05/
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