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Sembrando... una historia para compartir

Queremos compartir esta historia como dedicatoria y reconocimiento a todos aquellos maestros, educadores, profesionales de la enseñanza, que, hoy más que nunca, no pueden ver como crecen las semillas plantadas, como crecen las esperanzas, los aprendizajes, los valores sembrados en cada uno de sus alumnos.
Porque….EDUCAR ES ENSEÑAR CAMINOS…
Por sembrar, acompañar, sostener, guiar…por hacer y enseñar caminos todos los días, y por hacerlo con tanta pasión y profesionalismo.


¡Muy feliz día!
Con mucho afecto, Sonia y Beatriz.

Escuela Especial-APADIM

Una vez había, un hombre que tomaba cada día el autobús para ir a su trabajo.
Una parada después, una anciana subía al autobús y se sentaba al lado de la ventana.
La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana. Siempre hacía lo mismo y un día, intrigado, el hombre le preguntó que era lo que tiraba por la ventana.
-Son semillas! Le dijo la anciana.
-Semillas? ¿Semillas de qué?
-De flores. Es que miro afuera y está todo tan vacío…. Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito?
- Pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los autos, se la comen los pájaros….¿Cree que sus semillas germinarán al lado del camino?
- Seguro que sí. Aunque algunas se pierdan, alguna acabará en la cuneta y, con el tiempo, brotará.
-Pero…Tardarán en crecer, necesitan agua…
-Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia!

La anciana siguió con su trabajo…
Y el hombre bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza.

Unos meses después…
Yendo al trabajo, el hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores.
¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje!

- Se acordó de la anciana, pero hacía días que no la había visto.
Entonces preguntó al conductor:
-¿La anciana de las semillas?
Pues, ya hace un mes que murió.

El hombre volvió a su asiento y siguió mirando el paisaje. “Las flores han brotado, se dijo, pero… ¿de que le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra”.
De repente, oyó la risa de un niño pequeño. Una niña señalaba entusiasmada las flores…
- ¡Mira papá! ¡Mira cuantas flores!

¿Verdad que no hace falta explicar mucho el sentido de esta historia?
La anciana había hecho su trabajo, y dejó su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser más felices.
Dicen que el hombre, desde aquel día, hace el viaje desde su casa al trabajo con una bolsa de semillas.

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