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Calidad de Vida del Adulto con Discapacidad

El ser humano por naturaleza se caracteriza por su capacidad de aprender. A lo largo de su desarrollo va creando una gran diversidad de estrategias que le permiten sobrevivir, donde intervendrán habilidades cognitivas y un aparato psíquico que lo determine como sujeto. Esto es lo que lo caracteriza como singular y portador de un deseo propio.
Partiendo de esta idea es posible pensar que más allá de la supervivencia, generamos recursos y situaciones que nos posibilitan el aumento de nuestra calidad de vida. Con esto último se hace referencia a las condiciones de vida deseadas por toda persona en relación a los derechos que poseemos, al bienestar emocional, físico y material anhelado; lo que incluye un desarrollo personal y una autodeterminación.
A su vez se destacan las relaciones interpersonales que hacen, entre otras cosas, a la inclusión y vida en sociedad.


Desde el diagnóstico de discapacidad de un sujeto y frente a una sociedad que exige una adaptación rápida, con agilidad y practicidad de pensamiento, donde el adulto es considerado como tal a partir de su inclusión laboral; qué pasará con la participación social y calidad de vida de aquellas personas con discapacidad que no se encuentran en condiciones de emprender un proceso laboral. Será extraño para algunos sectores de la sociedad imaginar al adulto discapacitado como un ser que pueda ocupar espacios culturales y roles sociales.
Lo importante es mirar más allá de su discapacidad; reconocerlo como capaz de decidir sobre su vida en relación a sus gustos y preferencias, incluyendo sus conocimiento y habilidades particulares, con la necesidad de compartir espacios que posibiliten relaciones interpersonales placenteras. Desde allí se amplia el horizonte, donde las personas con discapacidad participan en la sociedad actual desde el arte, la música, el deporte, las artesanías y toda actividad recreativa que posibilite el despliegue de sus intereses y la satisfacción personal.

Ante este panorama es necesario dejar de mirar lo diferente como relativo a déficit o a negativo. Se propone trabajar en relación con el deseo y el saber de cada sujeto, incorporando ésto al hacer diario. No se trata de crear un mundo de fantasía para niños eternos, sino de darles a las personas adultas con deficiencia mental, instrumentos para poder participar de los avatares de la comunidad a la que pertenece.

El desafío es aceptar e incluir lo heterogéneo, reconociendo que existen capacidades múltiples, que hacen a lo diverso.Quizás será necesario comenzar a replantearnos el tiempo y el espacio que cada sujeto necesita en esta sociedad, brindando propuestas flexibles.


Es imprescindible ante los retos actuales, comenzar a forjar interrogantes que permitan ampliar nuestras miradas, lo que será el comienzo de un cambio que contribuya en la construcción particular de cada adulto con discapacidad, de una mejor calidad de vida.

Autor: Ivana Antonini
Profesora de Psicopedagogía
Centro de Día APADIM

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