En 1994 la Organización de las Naciones Unidas declara el 15 de mayo como el Día Internacional de la Familia con la finalidad de destacar la importancia social que la familia tiene en el seno de las sociedades.
Como primera institución de la sociedad, la familia requiere ser consolidada y resguardada de las problemáticas sociales que puedan afectar su núcleo central, para lo que es importante mejorar la capacidad institucional de las naciones para abordar mediante políticas integrales sus problemas y necesidades.
La constitución de la familia, así como sus características intrínsecas, ha ido enfrentándose a diversos cambios sociales. Estas modificaciones si bien han implicado avances en ciertas cuestiones y costumbres y retrocesos en otras, no deben alterar el sentido primordial de la familia como un ámbito natural de desarrollo y formación para el ser humano. Allí, las relaciones de cariño y comprensión entre sus miembros y de éstos con el resto de la sociedad, condiciona en gran medida el futuro de cada una de las personas: su forma de ver la vida, de pensar, de sentir y de implicarse o no con el resto de la sociedad.
Esta unidad social básica, que se encuentra en todas las culturas y épocas, no es estática. Al contrario, evoluciona con la sociedad y provoca que ésta avance. La prueba más palpable se encuentra hoy, donde el modelo de familia tradicional, tal y como se entendía antes, está evolucionado. Los temas de la familia están en el corazón de la agenda social: cambios en las estructuras familiares, envejecimiento demográfico, el incremento de la migración, la pandemia del VIH/SIDA y la globalización.
Fuente:http://www.unesco.cl/esp/sprensa/cprensa/23.act?tpl=ficha_impresion.tpl
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