Alumnos de paseo por el centro de la ciudad
Compartimos con ustedes un comentario acerca de la nota “Que de vez en cuando tiren de nosotros” realizada por el Dr Jesús Flórez, publicada por el diario Montañes el 1 de abril del corriente año.
Jesús Floréz es catedrático de la Universidad de Cantabria y asesor científico de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria.
“La labor de la integración social con interacciones continuas en el medio para que todo vaya bien, es duro de asumir porque nosotros también necesitamos que de vez en cuando tiren de nosotros, nos lo pongan fácil.
Se que es difícil ponerse en el lugar del otro, pero que buen ejercicio seria que intentáramos de vez en cuando meternos en su piel. Solo quien vive desde dentro el mundo de la discapacidad calibra la inmensa brecha que persiste y en ocasiones se amplia entre unos grupos y otros”.
Esta es la reflexión de la madre de Irene una pequeña niña con Síndrome de Down, una mujer que ha luchado para abrir puertas, espacios y realidades aparentemente impenetrables, para lograr lo que se propone: poder darle a su hija la posibilidad de tener un proyecto de vida autónomo, que sea feliz. Sabe de sus limitaciones y de sus posibilidades, pero cree en ella, reconoce la realidad en la que vive y lucha con sus ansiedades, pero sabe todo aquello que con trabajo se puede realizar.
Esta es solo una voz de muchas que entiende y necesita que se vaya creando conciencia de que la globalización y la universalidad no puede estar compartimentalizada y en una única dirección: solo para lo que nos conviene. Lo débil, lo feo, lo incomodo es también patrimonio común que habremos de compartir para facilitar el camino hacia la tolerancia y la integración social. Quizás sea fácil comprenderlo y llevarlo a la practica, pero es mucho mas difícil incorporarlo en la esfera de los sentimientos y de las conductas.
Para superar esta barrera de diferencias y distancias hay que entender la importancia de la educación de y en valores como un valor trascendental para la formación y el desarrollo de la dignidad de la persona.
Inculcar la idea de lo diverso y entenderlo como necesario, permite sembrar una conciencia de humanidad y cercanía, que haga posible la convivencia con el otro y amplie nuestra capacidad de responsabilidad para lograrlo.
Como dice Jesús Florez: “estamos en un mismo barco y necesitamos todos los remos, velas e instrumentos para mantener el rumbo de la solidaridad, del amor y el compromiso, nada fácil por cierto: porque es un navegar contra corriente “.
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